Haber hecho el servicio militar obligatorio, la mili, o la prestación social sustitutoria, vigentes en España hasta 2001, puede ser clave fundamental para conseguir la jubilación anticipada voluntaria o involuntaria. Y es que, según la Seguridad Social, estos meses de servicio se pueden contemplar como tiempo cotizado y, por tanto, ayudar a completar el periodo de tiempo necesario para acceder a la prejubilación. Eso sí, no servirá para mejorar el coeficiente reductor, ni tampoco para optimizar el tramo, que cambia en función de los años cotizados.
En el caso de la jubilación anticipada voluntaria se necesitan 35 años cotizados, mientras que para la involuntaria se necesita un mínimo de 33 años. Y es aquí donde juega su papel, que puede ser fundamental, la mili. En el caso de tener cotizados 34 años, la Seguridad Social añade ese año de servicio militar obligatorio o prestación social sustitutoria para llegar a los 35 años, y así poder jubilarse. Lo mismo ocurre en el caso de la prejubilación involuntaria, ya que, de tener 32 años cotizados, ese año de mili puede ser la clave para tener acceso a la prestación.
Sin embargo, como se ha señalado, no sirve para mejorar la cantidad a recibir mensualmente ni para mejorar el coeficiente reductor. Tan solo lo puede utilizar la Seguridad Social para ampliar el número de años cotizados y así tener acceso a la prejubilación. Además, solo sirve para los supuestos de jubilación anticipada, pero no para la ordinaria.
Lo cierto es que, desde el Gobierno, en algunas ocasiones, se ha tratado de crear propuesta para usar la mili en la jubilación ordinaria. De hecho, bajo el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero hubo un compromiso del Ejecutivo para presentar un proyecto de ley, que finalmente nunca llegó. La idea, entonces, era la de crear un sistema de compensación a la Seguridad Social para que "pueda reconocerse, a favor de las personas interesadas, un periodo de asimilación del tiempo de servicio militar obligatorio o de prestación social sustitutoria". Así, se compensarían las carreras paralizadas por prestar el servicio militar o la prestación social. Sin embargo, desde hace una década la propuesta no ha sido retomada.