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Nadia Calviño nombrada presidenta del Comité Monetario del FMI: sus méritos para alcanzar el cargo

Calviño, encantada tras su designación como presidenta del Comité Monteario del FMI, no puede ocultar su nefasta gestión económica.

Calviño, encantada tras su designación como presidenta del Comité Monteario del FMI, no puede ocultar su nefasta gestión económica.
Nadia Calviño en una imagen reciente | EFE

La vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño, ha sido elegida para presidir el Comité Monetario y Financiero Internacional (IMF), un órgano del FMI, según ha confirmado la propia ministra en su cuenta de Twitter.

En su mensaje ha agradecido la elección a los gobernadores del FMI y ha afirmado que "la coordinación multilateral es clave para garantizar la estabilidad financiera e impulsar un crecimiento fuerte, sostenible e inclusivo".

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, también en esa red social ha señalado: "Serás la primera ministra española y la segunda mujer en presidir el principal comité asesor del FMI".

"Tienes todo nuestro apoyo en este nuevo cometido desde el que seguirás trabajando por una recuperación mundial económica y socialmente justa", ha añadido Sánchez.

Releva a Magdalena Andersson

Relevará a la primera ministra de Suecia, Magdalena Andersson, que renunció al cargo al que accedió el 18 de enero de 2021, siendo la primera mujer en presidirlo, ha informado el comité en un comunicado.

Calviño, que estará por un periodo de dos años como presidenta del IMFC, podrá compatibilizar esta labor con sus funciones de vicepresidenta económica en España. La número dos del Ejecutivo recibió el apoyo de los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (Ecofin) para este cargo.

Se trata de un comité que juega un papel "clave de orientación estratégica" en las políticas del FMI, según indica el propio organismo, al asesorar e informar a la junta de gobierno sobre la supervisión y gestión del sistema monetario y financiero internacional incluidas las respuestas al desarrollo de acontecimientos que puedan perturbar el sistema. Cuenta con 24 miembros cuya designación refleja el tamaño y composición del directorio ejecutivo y su presidente asume generalmente un mandato de tres años.

Las ‘credenciales’ De Calviño

Aunque cierto consenso del periodismo patrio se empeña en dibujar a Nadia Calviño como la última guardiana de la ortodoxia económica en el ejecutivo social comunista de Pedro Sánchez, lo cierto es que los datos desmontan ese traje que le ha servido, durante estos años, para presentar su gobierno como homologable en el entorno europeo.

La realidad de los acuerdos adoptados en materia económica otorgan cada vez más victorias a la vertiente comunista del Ejecutivo, representada por la ministra Yolanda Díaz, que a la supuesta sensatez en la gestión económica que siempre se ha querido asociar con Nadia Calviño.

Pero ni una cosa ni la otra. Los datos de nuestra economía muestran una enorme debilidad y ninguna medida capaz de corregir los desequilibrios que sujetan nuestras cuentas públicas con alfileres cada vez más finos.

Todos los indicadores de referencia están, en el caso de España, mucho peor que en 2018 y, lo que es todavía peor, seguimos a la cola de Europa y de la OCDE en el desempeño a lo largo de la pandemia.

El PIB, a la cola de la OCDE

El PIB español, que ya observaba descensos en su crecimiento desde 2017 hasta 2019, sucumbió un 10,8% en el año de la pandemia, 2020. Una caída que duplicaba los descensos registrados en el resto de economías desarrolladas. Ahora, España también estará a la cola de la recuperación entre todos los países desarrollados.

Empleo: mucho maquillaje estadístico y poco trabajo

Desde que Calviño se hizo cargo de la economía en España, en verano de 2018 el paro ha crecido en cifras oficiales en 20.000 personas siendo 3,18 millones el último dato ofrecido por los Servicios Públicos de Empleo frente a los 3,16 que había en junio de 2018. No obstante, si atendemos a la cifra de trabajadores no ocupados pero en activo, los desempleados con disponibilidad limitada que no encuentran trabajo o los afectados por ERTE y autónomos en cese de actividad el número de personas que quieren trabajar y no pueden en España roza los 5 millones y supera el 21% en tasa efectiva de paro.

Infierno Fiscal

Según los últimos datos conocidos, España es el país de la OCDE donde más ha crecido la presión fiscal.

Según los datos del informe anual sobre ingresos fiscales publicado este mies de diciembre por el think tank de las economías avanzadas, España lideró la mayor subida entre los 38 países miembros de la OCDE. Por detrás de España, el mayor incremento de la presión fiscal entre los países de la OCDE en 2020 correspondió a México, con un aumento anual de 1,6 puntos porcentuales, mientras que la mayor caída se registró en Irlanda, con un descenso de 1,7 puntos porcentuales, seguida de Chile (-1,6) y Noruega (1,3). Es curioso recordar que la renta per cápita en Irlanda es mucho mayor que antes del inicio de la pandemia.

Sólo en el año de la pandemia 2020 la presión fiscal de España se situó en el 36,6%, frente al 34,7% del año 2019, superando así la media del 33,5% en la OCDE, donde el peso de los impuestos aumento una décima respecto del año precedente. De este modo, desde el año 2000 la presión fiscal en España ha aumentado en 3,6 puntos porcentuales, lo que supone seis veces más que el aumento del 0,6% observado en promedio entre las economías de la OCDE.

Campeones en déficit

En cuanto al déficit público, este indicador apenas mejoró en 2018 y 2019 (se enquistó en el 3% del PIB, tras haber bajado del 11% al 3% del PIB durante la Administración Rajoy) y se disparó al 11% del PIB en 2020 (muy por encima del desajuste medio observado en la UE-27, donde el déficit medio fue del 7% del PIB).

La gestión económica de la crisis

Quizá también sea el momento de recordar que fue la propia Nadia Calviño quien prometió un crecimiento económico en forma de "v asimétrica" allá por julio de 2020, cuando apenas el Gobierno comenzaba a dejarnos salir de casa después de mantenernos encerrados y la economía paralizada desde marzo.

Según decía, durante el año 2021 el crecimiento sería duradero y robusto porque así lo decían "todos los indicadores económicos".

Lo cierto es que esas previsiones han caído por su propio peso y la recuperación lejos de ser vigorosa se va corrigiendo a la baja casi cada semana por los distintos indicadores internacionales. Incluso con la última corrección al alza del INE en el tercer trimestre del año, la estimación del crecimiento anual se sitúa ligeramente por encima del 3%, cuando a principios de año rozaba el 7% de crecimiento, la mayor desviación jamás registrada.

A partir de ahí, hay que poner en valor cómo las ayudas directas que prometió el Gobierno apenas comienzan a llegar ahora a los sectores afectados, siendo muchas empresas las que se han visto obligadas a cerrar, entre otras cosas, por no haber obtenido esas ayudas en tiempo y forma. Otras muchas ayudas que consistieron en préstamos avalados por el ICO se tienen que devolver ahora, así como las moratorias de alquiler o de pago de impuestos. Los famosos ERTE de los que tanto presume Yolanda Díaz obligarán ahora a contratar a toda la plantilla a aquellas empresas que todavía los mantiene, pese a que su nivel de actividad ni se parece al que mantenían antes de la pandemia.

Por otro lado, la mayor parte del fuerte incremento de gasto público experimentado durante la pandemia se ha asociado directamente al presupuesto, enquistándolo y obligando a una mayor presión fiscal y mayores necesidades de financiación.

Y en medio de esta situación, la inflación mundial, merced a las laxas políticas de tipos de los bancos centrales durante tantos años y a las tensiones en los mercados internacionales de productos como el gas y su encarecimiento, hacen que esos alfileres con los que están cogidas nuestras cuentas se hagan cada vez más frágiles.

La presidenta del principal órgano consultor del FMI

Calviño no será presidenta del FMI, como lo fue en su día el español Rodrigo Rato, pero sí lo será de uno de sus órganos más importantes. Eso sí, con los datos encima de la mesa, la imagen de Calviño como presunta garante de la ortodoxia y la estabilidad económica no parece que se sostenga.

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