Nacido el 13 de abril de 1952, José Luis Feito es Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid, Técnico Comercial y Economista del Estado. Ha desempeñado diversas funciones en instituciones públicas nacionales (Ministerio de Economía y Hacienda, Banco de España, OCDE...) e internacionales (Fondo Monetario Internacional), así como en el sector privado (Morgan Stanley, Red Eléctrica, Bankia...). Fue Presidente de la Comisión de Política Económica y Financiera de CEOE y Director del Instituto de Estudios Económicos.
Feito ha comparecido en un acto organizado por el Foro de la Sociedad Civil (FSC) que preside Jesús Banegas en la Fundación Rafael del Pino. El encuentro, en el que también participaron Carlos Rodríguez Braun y Narciso Michavila, sirvió para presentar la obra "España en perspectiva".
Durante el acto, Feito recalcó que "la gran virtud de la democracia es que le da a los votantes lo que quieren. El gran defecto de la democracia es que lo que quieren los votantes no siempre coincide con lo que verdaderamente responde al interés general en el más largo plazo. De ahí vienen las heridas abiertas que limitan nuestro nivel de renta, nuestras tasas de crecimiento y nuestro bienestar".
Al hilo de esta reflexión, advirtió de que "la primera de esas heridas abiertas es el paro. De 1977 a 2019, la tasa de paro media anual en España fue del 14,5%. Es una aberración desconocida en cualquier otro país desarrollado. Si además descomponemos las cifras, vemos que tenemos tasas muy elevadas de paro juvenil, niveles altísimos de gente que acumula años sin encontrar trabajo…".
En su opinión, "la causa de esta situación es un marco laboral ineficiente. Seguimos teniendo unos costes de despido muy elevados, de hecho son de los más altos del mundo. El seguro de paro es casi incondicional, puesto que apenas está sujeto a requisitos que incentiven el regreso al empleo. La negociación colectiva ha tendido a llevar las riendas de la fijación de salarios y otras condiciones básicas del trabajo. Y el peso de los impuestos y las cotizaciones sobre el empleo es muy elevado. Hay que decir que en 2012, con el PP en el gobierno, se hizo el único intento serio de reducir las rigideces del mercado laboral. Por eso la última década estuvo marcada primero por la caída del paro y después por un comportamiento más favorable que en otras crisis. Pero la nueva reforma laboral echa para atrás esas mejoras, en vez de avanzar en la dirección apropiada".
La segunda de las heridas identificadas por el ponente es "la propensión al déficit público, que se sitúa muy por encima de la media de nuestro entorno y que se traduce en una tendencia a acumular más y más deuda pública. Antes de la entrada en el euro, esta circunstancia nos llevaba a promover continuas devaluaciones de la peseta. Ahora, en la unión monetaria, la consecuencia es la crisis de la prima de riesgo. Ya les avecino que no tardaremos más de dos años en vivir otra…".
La causa de esta situación es "la falta de cultura de disciplina presupuestaria. Cuando gobierna la izquierda, considera que el tamaño del Estado tiene que aumentar y procede a aumentar el gasto sin compensar esos desembolsos adicionales con subidas tributarias que apuntalen ese desborde presupuestario. A menudo, lo que hacen es subir impuestos "a los ricos" y el resultado de eso es menos inversión, menos crecimiento… y menos recaudación. No hay que olvidar que nuestra imposición sobre la riqueza, sobre el ahorro, sobre la propiedad, sobre las herencias… es muy elevada. En cambio, tenemos menos impuestos indirectos más bajos que otros países de nuestro entorno. ¿Y qué ocurre cuando gobierna la derecha? Que se controlan estos desmanes, que se mejora la situación presupuestaria… pero no se llega a generar un cambio real, un punto de inflexión que nos conduzca al fin a un superávit estructural".
En tercer lugar, Feito señaló que "la tercera de estas heridas es la productividad. Continuamente nos comparamos con otras economías más ricas, ignorando que tenemos que mucha menos productividad que esos países. ¿A qué se debe ello? Hay muchos factores. No ayuda, por ejemplo, que tengamos un sector público desmadrado y totalmente descabalado. Tampoco ayuda, por poner otro ejemplo, la penalización fiscal que sufre el capital y que merma la inversión potencial en innovación y desarrollo. Y desde luego que no ayuda la inexistencia de una cultura, de una mentalidad, de una amalgama de valores que propicie actitudes más tendentes a favorecer el capitalismo. Las encuestas dicen que la española sigue siendo muy anticapitalista y eso impide la consolidación de una ética de trabajo coherente con el sistema de mercado".
