
El crédito concedido a las empresas residentes en España por las entidades financieras en el mes de enero cayó un 0,8%, respecto al cierre de diciembre. Pasó de 939.658 millones de euros a 931.990. Pese a que desde el Gobierno se han lanzado constantes mensajes de fuerte recuperación, lo cierto es que las empresas españolas no han terminado de curar las heridas provocadas por la pandemia y han visto como este 2022 en lugar de comenzar con indicadores de recuperación, se ha visto golpeada por una inflación galopante y un constante crecimiento de incertidumbre merced a la invasión de Putin que finalmente se produjo a finales de febrero.
Si comparamos los datos con enero de 2021, el crédito habría crecido un 1,05, pero la tendencia en lo que llevamos de 2022 es precisamente la contraria. El retroceso en un mes sería casi tanto como el avance del último año.
La financiación a las familias e instituciones sin ánimo de lucro creció el mismo porcentaje interanual, un 1%, y avanzó hasta los 700.769 millones, según los datos provisionales publicados este martes por el Banco de España. En el caso de las familias, la financiación creció en unos 780 millones de euros entre diciembre y enero, un periodo en el que se observa un recorte cercano a los 3.230 millones de euros en la cartera que incluye el crédito destinado al consumo, y un ligero incremento, de 78 millones, en el concedido para la compra de vivienda.
La inflación española continuaba en máximos en enero, en el 6%, pese a que el IPC frenó su crecimiento en comparación con el mes anterior, y las previsiones apuntaban a que el indicador se mantendría en niveles altos durante la primera mitad de 2022, lo que se cumplió un mes después, agravado por la incertidumbre que provoca la guerra de Ucrania.
En concreto, la inflación volvió a dispararse en febrero hasta máximos históricos, el 7,4%, en comparación con el mismo mes de 2021 y escaló 1,3 puntos por encima del 6,1 % registrado en enero, debido a un encarecimiento generalizado de la mayoría de productos, especialmente los alimentos y bebidas no alcohólicas, y también, los carburantes y combustibles y la electricidad.
Financiación alternativa
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