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EDITORIAL

El destrozo de nuestra economía no es culpa de Putin

Están utilizando de manera infame la desgracia de los ucranianos, como si el derrumbe de nuestra economía fuera cosa de unas pocas semanas

Con la desvergüenza política que le es consustancial, Pedro Sánchez ha encontrado en la invasión rusa de Ucrania una tabla de salvación para achacar a este conflicto todos los males que aquejan a nuestra economía, cuyos orígenes hay que buscarlos mucho antes de que comenzara la guerra.

Como hemos explicado en Libre Mercado, el incremento brutal de la inflación, la subida del precio de la electricidad o el de los carburantes ya eran una realidad a lo largo del año pasado, cuando Putin ni siquiera había comenzado a desplegar sus fuerzas militares en las cercanías de Ucrania. Sánchez y sus ministros aseguran que se trata de las consecuencias inevitables de la guerra, pero los datos reales que resumimos a continuación desmontan esa mentira con elocuente rotundidad.

El Gobierno socialpodemita achaca la subida desbocada de nuestro IPC a la guerra pero, aunque en estos momentos está en el 7’4%, España cerró el año 2021 con una inflación desbocada que ya rozaba ese nefasto 7%, la cifra mayor de la Eurozona.

Otro tanto cabe decir del precio de la electricidad. Sin duda, la inestabilidad generada por el conflicto de Ucrania está repercutiendo negativamente en el precio de la energía eléctrica, pero Sánchez y sus ministros ocultan interesadamente que la factura de la luz no dejó de crecer a lo largo de 2021, acumulando máximos históricos hasta llegar a diciembre del año pasado con una subida global por encima del 700%. Peor situación vivimos con el precio del gas, que en España se incrementó otro 900% en 2021, es decir, mucho antes de que Putin iniciara sus maniobras bélicas contra los ucranianos.

El Gobierno socialpodemita utiliza la guerra de Ucrania como excusa perfecta para eludir su responsabilidad en el desplome de todos los indicadores económicos. Lo cierto, sin embargo, es que España ya fue el país con la menor recuperación tras la pandemia, una situación que no ha hecho más que empeorar a causa de medidas tan lesivas como una política energética disparatada, la contrarreforma laboral para contentar a los aliados antisistema del sanchismo, la subida brutal de las cotizaciones sociales de los autónomos o una presión fiscal insoportable que socialistas y podemitas están tratando de disparar aún más.

Sánchez, de hecho, había comenzado a moderar sus proclamas sobre la "vigorosa" recuperación que estaba insuflando a nuestra economía. De sobra sabían él y sus ministras Calviño y Montero que la escalada del IPC, el peso abrumador de la deuda pública (una de las mayores del mundo), el incremento del déficit, la subida de los costes empresariales o la esclerotización del mercado laboral iban a dar al traste con ese discurso triunfalista en muy poco tiempo. Por eso están utilizando de manera tan infame la desgracia de los ucranianos, como si el derrumbe de nuestra economía fuera cosa de unas pocas semanas y no de un proceso letal que comenzó el mismo día que Sánchez y sus aliados antisistema llegaron al poder.

En Libre Mercado

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