Europa está atravesando una de las peores crisis energéticas que se recuerden debido a la dependencia externa. El Viejo Continente, que carece de recursos naturales, desdeñó desde hace años seguir la vía nuclear para reducir la dependencia de productores externos y, ahora, está pagando la factura de aquellas decisiones erróneas. Desde Estados Unidos se ha instado a Bruselas a dejar de utilizar gas y petróleo ruso para imponer más sanciones al país tras la invasión injustificada de Ucrania.
Sin embargo, Europa compraba entre 2,5 y 3,5 millones de barriles de petróleo diario a Rusia, además de contar con una fuerte dependencia del gas en Alemania. Ahora, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha sacado un decálogo para que el Viejo Continente reduzca la dependencia rusa y consiga cambiar el panorama energético. Aunque, eso sí, los efectos se verán más en el medio y en el largo plazo. Esto supone que no lograrán revertir la situación en las próximas semanas.
Entre las medidas, la AIE pidió no firmar nuevos contratos con Rusia y buscar potenciar los acuerdos con otros productores. Al mismo tiempo, se pide utilizar fuentes alternativas de energía y marcar un mínimo de almacenamiento de gas para poder afrontar mejor los inviernos, que es la época del año donde más gas se consume por excelencia.
Al mismo tiempo, la AIE solicita que se aceleren los nuevos proyectos de energías renovables y se amplíen los parques eólicos y solares para ir reduciendo la dependencia del gas ruso de una forma más acelerada. Al mismo tiempo, también se pide dar una mayor prioridad al uso de la bioenergía y de la energía nuclear, que hasta ahora se veía con malos ojos por parte de algunos países europeos, como España y Alemania.
En el punto número seis, la Agencia solicita reducir los impuestos a la factura eléctrica para que las compañías energéticas no sufran tanto en sus beneficios y los consumidores se vean protegidos. También pide apostar por las bombas de calor frente a las calderas de gas, apostar por una mayor eficiencia energética de los edificios para no desperdiciar tanta electricidad. Por último, la AIE apuesta por una reducción de 1 grado en los termostatos e intensificar los esfuerzos para descarbonizar las fuentes de energía y dar una mayor fortaleza energética a Europa.