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Javier Jové Sandoval

España es un país de ricos... por el IRPF que pagas

En España pagas IRPF de rico por un sueldo que en Alemania no es más que un salario medio.

En España pagas IRPF de rico por un sueldo que en Alemania no es más que un salario medio.
María Jesús Montero | EFE

El Gobierno parece creer que España es un país de ricos o que basta muy poco para ser rico en España. Eres rico si ganas, tan solo, dos veces y media más que la media de la población. En el resto de países de Europa, para que te consideren rico, tienes que ganar el cuádruple. Es decir, que para ser rico a los ojos de Hacienda basta que con que uno gane sesenta mil euros, que es un buen sueldo, pero coincidirán conmigo que no es como para que a uno le cataloguen de rico. Por el contrario, en Alemania, el tipo marginal es aplicado a quienes ganan más de 277.000 euros.

Bien es cierto que el Gobierno ha creado un nuevo tramo aplicable a la declaración de 2021 a liquidar este año, un tramo a mayores que recae sobre quienes ganan más de trescientos mil euros, el cual no viene a aliviar la condición de quienes ganan sesenta mil, pues no se les ha tocado el tipo de gravamen a la baja, sino que se ha creado uno especial más alto para los que ganen más de los trescientos mil euros antes mencionados. El tipo marginal de ese nuevo tramo es del 47%, dos puntos superior al marginal máximo anterior. Para que se hagan una idea, mientras que en Alemania tienes que ganar más de 277.000 euros para que te apliquen un tipo del 45%, en España te lo aplican si superas los sesenta mil. O sea, que para que en Alemania te apliquen ese tipo, tienes que ganar cuatro veces y pico más que en España. Y ello, teniendo en cuenta que no hay mucha diferencia en el coste de la vida entre ambos países.

O sea, que en España pagas IRPF de rico por un sueldo que en Alemania no es más que un salario medio. Situación que se ve agravada en la actualidad por la inflación desbocada que sufrimos y la ausencia de un mecanismo automático de deflactación de los tramos del IRPF, lo que provoca que, sin un incremento real de los salarios, uno vaya escalando en los tramos y tipos aplicables del IRPF. Así, distintos expertos han estimado el impacto de la inflación en la recaudación del IRPF de 2021 en alrededor de 4.000 millones de euros. Es decir, pagaremos más IRPF sin ser más ricos. El último año que se deflactaron las tablas del IRPF fue en 2008, desde entonces la inflación ha crecido un 20,4%, haciendo que los salarios indexados al índice de precios sobre el consumo hayan ido saltando a tramos más altos y, en consecuencia, pagando más impuestos pese a no haber obtenido un aumento real de sus ingresos.

Y claro, llamar rico a quien gana sólo dos veces y media el sueldo medio me recuerda a cuando los soviéticos llamaban ricos a los kulaks, pobres propietarios rurales de la Rusia de los zares. Los comunistas saben que, para instigar el odio de clases, el sujeto odiado tiene que estar presente, ser visible y próximo, estar entre nosotros. El rico de verdad, el verdaderamente rico, es una persona distante y lejana, inaccesible, invisible y, por lo tanto, difícil blanco de las iras y las envidias del populacho. Es por ello que hemos de situar al rico entre nosotros, hacerlo presente. Para ello es necesario bajar el listón de lo que se considera ser rico. Por este procedimiento, rico puede ser cualquiera, nuestro vecino o compañero de trabajo. Gracias a este mecanismo resulta que estamos rodeados de "ricos". Y su presencia, su proximidad, nos recuerda, a diario, nuestra miseria y exacerba la envidia, el resentimiento que necesita agitar la izquierda para lograr sus fines. Precisamente por eso, rico pasa a ser cualquiera que gane más que uno mismo. Ese sentirnos rodeados por "ricos" excita la envidia y el rencor de clase. Un fenómeno que tan bien analizó Gonzalo Fernández de la Mora en su obra "La envidia igualitaria". Quizás por eso los españoles seamos uno de los países más anticapitalistas de Occidente y menos partidarios de la responsabilidad individual.

Y es que, la envidia, cuando es templada, gracias a la sana ambición y por la vía de la emulación, puede llegar a ser estimulante y creadora. Sin embargo, hay otra envidia, la envidia igualitaria, que es, por definición, empobrecedora y destructiva. Y esa es, precisamente, la envidia que promueve un sistema fiscal como el español, que considera a las clases medias como ricas.

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