La ministra de Asuntos Económicos y vicepresidenta primera del gobierno de PSOE y Podemos, Nadia Calviño, ha insistido en que la situación económica que atraviesa España es buena y está por encima de los trastornos provocados por la invasión rusa en Ucrania. "El impacto de esta guerra puede ser una ralentización, pero no se pone en duda que estamos en una senda de recuperación económica", ha afirmado esta misma semana. En opinión de Calviño, se está produciendo una "fuerte recuperación" y, a lo sumo, solo estamos ante una "ralentización" del ritmo de crecimiento.
Sin embargo, los indicadores económicos siguen tiñéndose de rojo y ofreciendo nuevos motivos de alarma. Sabemos que la inflación está por encima del 7%, que el mercado laboral se comporta cada vez peor y que tenemos 60.000 empresas menos que antes de la pandemia. Pero esta misma semana se han dado a conocer nuevos datos que solo contribuyen a añadir más incertidumbre. Así, tenemos revisiones a la baja del crecimiento, cifras que avalan un fuerte avance de las quiebras empresariales y datos preliminares del efecto de la situación ucraniana en la balanza comercial.
Menos crecimiento...
El gobierno sigue manejando un escenario de referencia según el cual la producción aumentará un 7%, pero tales estimaciones son papel mojado desde el mismo día en que se presentaron. La agencia de calificación de deuda Standard & Poor’s estima que el PIB español solo aumentará un 6,2% durante el año en curso. A pesar de la revisión a la baja, se trata de un cálculo relativamente optimista, puesto que el consenso de analistas que ofrece Funcas sitúa el horizonte de crecimiento en torno al 5,5%.
Más quiebras...
Si nos fijamos en los concursos de acreedores y las disoluciones empresariales, podemos ver que su tendencia va claramente a peor. Según datos analizados por Axesor, ambos indicadores han crecido un 7% y un 12% en los dos primeros meses del año 2022. Se observa pues, una clara tendencia negativa en el comienzo del ejercicio.
Y menos exportaciones.
A todo esto hay que sumarle la coyuntura geopolítica. La guerra desatada tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia tendrá un efecto negativo en las ventas de nuestro país al extranjero y también complicará el acceso a bienes y servicios que veníamos importando a precios ventajosos.
Por ejemplo, el INE estima que Rusia emitía 1,3 millones de turistas a España cada año. Su estancia media era especialmente prolongada (14 noches, frente al promedio de 9), lo que eleva el gasto por persona (1.700 euros, frente al promedio de 1.100 euros). Solo por esta vía, nuestras ventas de servicios turísticos al extranjero pueden resentirse de forma significativa.
A esto hay que sumarle las importaciones y exportaciones de bienes mantenidas tanto con Rusia como con Ucrania, dos mercados con los que se daban intercambios por un valor de más de 10.000 millones de euros cada año.