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José T. Raga

¿Dónde está el BCE?

Estos tipos y un Gobierno irresponsable generan 1,43 billones de deuda pública (119% del PIB). Solución: cortar el árbol y arrojarlo al fuego.

Estos tipos y un Gobierno irresponsable generan 1,43 billones de deuda pública (119% del PIB). Solución: cortar el árbol y arrojarlo al fuego.
La sede del Banco Central Europeo (BCE). | Alamy

Sé que los lectores más indulgentes se apresurarán a decir que en Frankfurt; y tendrán mucha razón. Pero mi pregunta no pretendía delimitar su domicilio legal, sino saber en qué justifica su existencia.

No puedo pasar por alto aquella frase que, escuetamente, dice: "Por sus frutos los conoceréis" (San Mateo 7,16). La frase aparece como una advertencia, tras avisar de los falsos profetas. El árbol bueno produce frutos buenos, sigue diciendo, mientras que el árbol ruin produce frutos malos. Por ello, todo árbol que no produce fruto bueno es cortado y arrojado al fuego, así que –repite– "por sus frutos los conoceréis" (Mt. 7,20).

Ahora espero que mi pregunta inicial adquiera el sentido que yo trataba de darle. El Banco Central Europeo (BCE) tiene una misión económica fundamental: garantizar la estabilidad de precios en la economía. Ante ésta, la emisión de dinero carece de importancia.

La falacia de que algo de inflación es bueno porque genera optimismo es algo que sólo los incapaces pueden mantener. Como si los agentes económicos creyeran que una simple ilusión monetaria es una realidad.

La estabilidad de precios es para la economía lo que la seguridad jurídica para las relaciones políticas, sociales y jurídicas; también, una economía sólo puede desarrollarse en un marco de seguridad jurídica.

Y ¿de qué depende la estabilidad de precios? Sencillamente, de la estabilidad del valor del dinero. Lejos ya de las monedas de oro y plata, con un valor metálico intrínseco, el dinero hoy es un título que vale en la medida de su poder adquisitivo. Y con el dinero ocurre lo que con los demás bienes: su valor depende de su cantidad relativa respecto a las transacciones previsibles de mercancías y servicios.

En estas condiciones, falsear el valor del dinero –lo que en la historia se hacía quebrando las leyes de las monedas de oro y plata, hoy con el aumento del dinero en circulación– es competencia exclusiva del Banco Central Europeo (antes Banco de España).

Con palabras sencillas, hay una identidad que no puede ignorarse. La cantidad de dinero, por las veces que éste interviene en transacciones, tiene que ser igual al número de transacciones por el precio medio de las mismas. Por lo tanto, si aumenta el dinero y no aumentan los bienes y sus transacciones para que se mantenga la igualdad, tendrán que aumentar los precios; inflación.

¿Quién puede resolverlo? Únicamente el BCE, a través de los tipos de interés (encareciendo el dinero) o restringiendo su oferta (dificultando la deuda pública).

El BCE llevaba sin tocar los tipos de interés desde marzo de 2016 (0,00, 0,00, 0,25 y -0,40) hasta septiembre de 2019, en que el -0,40 se convierte en -0,50, y con lo demás hasta hoy. Mientras, la inflación media prevista para 2022 se sitúa en el 5,1%.

Estos tipos y un Gobierno irresponsable generan 1,43 billones de deuda pública (119% del PIB). Solución: cortar el árbol y arrojarlo al fuego.

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