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El ecologismo de Bruselas declara la guerra a la ropa barata

A Bruselas se le olvida que son las clases más desfavorecidas los principales clientes del fast fashion con el que quiere acabar.

A Bruselas se le olvida que son las clases más desfavorecidas los principales clientes del fast fashion  con el que quiere acabar.
Fachada de la tienda Primark en Madrid. | David Alonso Rincón

La Comisión Europea lleva varios años imponiéndole todo tipo de regulaciones a las empresas con la excusa de lograr el objetivo de las cero emisiones en el año 2050. No hay sector que se libre: el transporte, con la prohibición de vender coches de combustión a partir de 2035; el sector inmobiliario, con más obligaciones para lograr la eficiencia energética; el sector alimentario, con sobrecostes al plástico.... Ahora, le ha llegado al turno al sector textil, y en concreto, a la "moda rápida".

"El fast fashion habrá pasado de moda en 2030". Ese es el lema de la nueva campaña de Bruselas, que quiere imponer que la ropa que se vende en Europa sea más duradera, fácil de reparar y fabricada de forma "sostenible". Con ello, evitarán "la sobreproducción" y el "sobreconsumo".

Lo que se le olvida a Bruselas es que son las clases más desfavorecidas los principales clientes de este tipo de prendas y que el efecto directo de esta guerra a las prendas baratas (y de peor calidad, claro) será que aumenten los precios. De hecho, parece que la CE que los consumidores paguen más por las prendas. Según Bruselas, el fast fashion, que comercializan enseñas como Primark o Kiabi, "motiva a los consumidores a que sigan comprando ropa de menor calidad a un menor precio en respuesta a las últimas tendencias", tal como recoge Modaes

Con esta medida, Bruselas quiere que los fabricantes garanticen que sus prendas son ecológicas y resistentes, con el sobrecoste que eso supone. Además, quiere darle a los consumidores más información sobre cómo reutilizar, reparar y reciclar su ropa. De hecho, en la norma española ya se recoge la intención de que, a partir del 2025, la industria textil tiene que implementar planes de recogida de residuos. Los fabricantes ya han avisado de que lo repercutirán en el precio.

Lo que no queda claro en esta normativa, ya que todavía no se ha desarrollado, es si se establecerán reglas sobre qué tipo de materiales se podrán comercializar en Europa. Es decir, si las exigencias para las prendas compradas fuera del continente y vendidas dentro de él serán las mismas que para la ropa producida en territorio europeo. De no ser así, las compañías que fabriquen sus productos en fabricas textiles europeas contarán con mayores hándicaps que aquellas que lo hagan en China o La India. También hay dudas sobre si habrá restricción de materiales.

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