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La realidad que esconde el 60% de los "espectaculares" contratos indefinidos de Yolanda Díaz

El Gobierno presume de haber eliminado la temporalidad, pero sólo la ha disfrazado con maquillaje estadístico.

El Gobierno presume de haber eliminado la temporalidad, pero sólo la ha disfrazado con maquillaje estadístico.
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, asiste este miércoles a un Desayuno Informativo en Madrid | EFE

Turismo, Semana Santa y hostelería. Esos son los tres factores principales que han impulsado el empleo en abril. Es decir, factores estacionales supeditados a una época vacacional concreta. Sin embargo, a primera hora de la mañana de este miércoles, los Ministerios de Trabajo y Seguridad Social publicaban las cifras del cuarto mes del año y se mostraban eufóricos con los resultados.

Bien es cierto, que los datos arrojaban algunos números positivos, como que la afiliación superaba por primera vez los 20 millones de ocupados o que el paro total bajaba hasta las 3.022.503 personas. Sin embargo, el dato que Yolanda Díaz llegaba a calificar de "espectacular" era el de la contratación indefinida. "Hoy, uno de cada dos contratos es indefinido y esto es cambiar el paradigma en nuestro país (...) hemos demostrado que esta reforma laboral funciona", celebraba la titular de Trabajo.

Según los datos de su Ministerio, en abril se suscribieron 1,45 millones de contratos en España, 221.748 menos que en marzo, pero el 48,2% de ellos se rubricaron bajo la modalidad indefinida. Así, el cuarto mes del año se saldó con 698.646 contratos indefinidos, todo un récord que aplaudir... si no escondiera un importante efecto maquillaje.

Y es que, la entrada en vigor de la contrarreforma laboral de Yolanda Díaz ha prohibido el contrato por obra y servicio y ha encarecido los contratos temporales haciendo que muchos de ellos pasen a la modalidad de fijo-discontinuo, lo que supone un beneficio estadístico importante para el Gobierno. Así, el Ejecutivo convierte por arte de magia empleos "temporales" en otros considerados "fijos", aunque esta transformación no signifique que esos empleados vayan a estar más tiempo trabajando que antes.

No hay más que bucear en las tablas para percatarse del trasvase de contratos, que Trabajo negaba hace un mes a preguntas de Libre Mercado. De los casi 700.000 contratos indefinidos que se registraron en abril, 238.760 fueron fijos-discontinuos, casi un 35% del total. Así, el aumento de contratos en la modalidad de fijos-discontinuos se disparó un 125,24% respecto a marzo y la friolera de un 1272,89% respecto a los datos de un año antes.

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Por tanto, es innegable que los empresarios están sustituyendo unos contratos por otros disfrazando la temporalidad que el Gobierno está presumiendo de haber eliminado. Hay que recordar que, cuando no hay actividad, el empleado fijo-discontinuo no trabaja, por lo que la supuesta estabilidad laboral de la que estaría presumiendo el Ejecutivo no sería tal.

Además, como también se observa en la tabla, de los 700.000 contratos indefinidos de los que alardea el Gobierno, 175.154 son a tiempo parcial, el 25%, que sumados a los 238.760 fijos-discontinuos hacen que el 60% de los nuevos contratos fijos firmados sean tan precarios como antes.

"El contrato indefinido morirá"

"Este es el primer mes en el que entra de lleno la reforma laboral que ha prohibido los contratos por obra o servicio, que era una figura de contratación que daba empleo en España a 1,4 millones de personas de forma recurrente", señala el director del servicio de estudios de Randstad, Valentín Bote. "Esos 1,4 millones de personas ya no pueden seguir trabajando por obra y servicio y están pasando a ser contratados como indefinidos o como fijos discontinuos. Por tanto, estamos ante una actividad de naturaleza temporal, que antes se encajaba en el contrato por obra o servicio y, ahora, se encaja en la de los indefinidos" explica.

El experto alerta de que buena parte de los nuevos contratos indefinidos se comportarán como los temporales, aunque en las estadísticas de Trabajo figuren como indefinidos, por lo que la reforma de Yolanda Díaz no habrá tenido ningún efecto en estos casos. Al final, se acabarán rescindiendo.

"Ahora, tendremos que estar atentos a la evolución de la mortalidad de los contratos indefinidos. Ya sabemos que, antes de la crisis del coronavirus, cuatro de cada diez contratos indefinidos no llegaba a superar el año en vigor: morían antes. Ahora, lo que tenemos claro es que, dentro de estos 700.00 contratos, hay una parte importante de esa contratación que cubre actividades de naturaleza temporal ¿Qué sucederá cuando esas actividades finalicen? Pues que previsiblemente, el contrato indefinido morirá" vaticina.

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