Los avicultores ya denunciaban este miércoles que la subida del gas y la luz suponía, para muchos de ellos, producir a pérdidas, lo que hacía que se estuvieran planteando tirar la toalla. "Si el Gobierno sigue mirando para otro lado, a partir del mes de agosto, no habrá pollo ni en supermercados ni en restaurantes", advertía Alexis Codesal, presidente de la asociación Defiende tu avicultura. Y lo cierto es que las cuentas de este ganadero leonés hablan por sí solas.
En su última crianza -45 días-, ni siquiera llegó a los 21.000 euros de ingresos, mientras que sus gastos ascendieron a un total de 27.400. "Es decir, que este mes no sólo no he tenido sueldo, sino que he perdido más de 6.000 euros, pero es que así llevo los últimos seis meses, las tres últimas crianzas, y, como yo, el resto de mis compañeros", apunta Codesal.
Según defiende "no es una cuestión de mala gestión", sino algo generalizado que se explica fácilmente con la calculadora en la mano. En julio del año pasado, este avicultor pagó 1.662,18 euros de luz. Este año, ya ha echado cuentas con los nuevos precios y, si el consumo es el mismo que en 2021, "la factura ascenderá a 7.067,35" . Y lo mismo sucede con la factura del gas. "Los gastos energéticos de una explotación media de 55.000 pollos pasan de unos 22.000 euros al año a cerca de 70.000. La ruina total", resume desesperado.
Los otros gastos que también suben
Al incremento de las facturas de luz y gas, se suman otras tantas. En su caso, para empezar, el préstamo que solicitó para montar la instalación y que también se verá afectado por la subida del euríbor. "Cuando yo firmé la hipoteca, estaba al -0,5% y hoy he visto que ya está al 1,1%", lamenta Codesal, que asegura que les están subiendo absolutamente todos los gastos, "hasta aquellos que puedan parecer una tontería".
Para muestra, un botón: "El ácido que se utiliza para bajar el pH del agua y que los pollos digieran mejor el pienso también se ha disparado. Yo gastaba unas ocho garrafas de 25 litros en cada crianza y cada garrafa me costaba 60 euros. Es decir, 480 euros en total. Ahora, como la base es el fósforo y ha subido una barbaridad por el tema de los fertilizantes, cada garrafa me vale 210 euros, así que en lo que antes me gastaba 480 euros, ahora me gasto 1.680".
Con todo, el presidente de Defiende tu avicultura insiste en que la situación es insostenible. Según explica, antes, sus beneficios podían rondar los 35.000 o 40.000 euros anuales. "Ahora, sin embargo, tengo unos 50.000 euros de gasto extra, así que no solo no tengo sueldo, sino que, además, estoy perdiendo 10.000 euros al año", lamenta.
El temor a arrastrar a su familia
Codesal pone todas las cuentas sobre la mesa para que la gente entienda por qué muchos avicultores amenazan con parar la producción y por qué eso se traducirá, en definitiva, en una crisis de abastecimiento para los consumidores. "Este tipo de explotaciones, por mucho que las llamen macrogranjas, son explotaciones familiares. En mi caso, la llevo yo solo. En otros casos, un matrimonio, varios hermanos… Pero no estamos hablando de macrogranjas en las que trabajen decenas de personas -explica este leonés -. Y precisamente por eso es un drama, porque muchos de nosotros, para poder acometer esta inversión, que es altísima, necesitamos que nuestros padres, por ejemplo, nos avalen con su casa, y seguir adelante puede suponer perderlo todo".
Consciente del abismo en el que se encuentra, su familia le animó a montar esta asociación para presionar al Gobierno y que éste haga su función: simple y llanamente, velar porque se cumpla la Ley de la Cadena Alimentaria, que establece que ningún eslabón de la misma puede producir a pérdidas. Sin embargo, Codesal es consciente de que, si el Ejecutivo sigue mirando para otro lado, no tendrá más remedio que asumir su quiebra.
Adiós a la España rural
"Tendré que acogerme a la Ley de segunda oportunidad para no perder todo lo que tengo y dejar atrás mis ilusiones, mi esfuerzo y todo el dinero que he invertido", lamenta el avicultor, al tiempo que reprocha a las distintas administraciones que se llenen la boca "hablando de la España rural y de devolver la vida al campo, cuando, ante estos problemas, nos dejan de la mano de Dios".
Ingeniero técnico de obras públicas, Codesal no descarta tener que volver a buscar trabajo. "Y, lógicamente, no va a ser en un pueblo. Tendré que irme a León capital, a Madrid o a donde sea -puntualiza-. Con lo cual, al final, el esfuerzo de querer repoblar el campo se diluye".