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Europa se deshace de las refinerías: así encarecen las políticas verdes la gasolina y el diésel

En la última década, se han cerrado 24 refinerías, reduciendo la capacidad de la UE en un 10%.

En la última década, se han cerrado 24 refinerías, reduciendo la capacidad de la UE en un 10%.
Refinería en Canadá. | Alamy

En la última década, la Unión Europea ha apostado con fuerza por reducir el uso de combustibles fósiles, penalizando por las vías fiscal y regulatoria el consumo de las fuentes de energía que se consideran incompatibles con una agenda "verde" que aboga por acelerar la "transición ecológica" como fórmula para paliar la "crisis climática" de la que alertan las autoridades comunitarias y buena parte de los gobiernos del Viejo Continente.

Sin embargo, ahora que la inflación alcanza niveles que no se daban desde hace casi cuarenta años, vale la pena preguntarnos hasta qué punto esta apuesta ha tenido un impacto muy negativo en la competitividad de la economía europea, sobre todo si tenemos en cuenta que uno de los componentes del Índice de Precios al Consumo que más se ha encarecido es el precio de la energía.

En este sentido, un nuevo informe de la consultora Freemarket CI indica que el suministro de combustibles en Europa no solo está saliendo golpeado por el aumento del precio del crudo, que en esencia depende de otros países, sino también por "la reducida capacidad de la UE a la hora de convertir el petróleo en combustible".

Hablamos, pues, de nuestra participación en el proceso de refino, que esencialmente consiste en tomar una materia prima y convertirla en un producto final que empresas y familias podemos usar como carburante, caso de la gasolina, el diésel, el queroseno, el propano o el butano.

Caída del 10% en la producción europea

Pues bien, a lo largo de la última década, en la Unión Europea no solo no ha aumentado el número de refinerías, sino que su cifra ha ido menguando de forma progresiva, hasta el punto de que el Viejo Continente ha perdido más del 10% de la capacidad de refino que tenía hace diez años.

Las restricciones regulatorias y las penalizaciones fiscales que se han aplicado al uso de combustibles fósiles han hecho que cada vez sea menos rentable su uso. No en vano, el informe de Freemarket CI subraya que el consumo de gasolina, diésel y queroseno en Europa ha crecido un ridículo 1,3% durante la pasada década.

Evidentemente, esto eleva los precios, en la que, si nos comparamos con la Europa de hace diez años, tenemos muchas menos refinerías y consumimos un poquito más que entonces. Una ecuación letal que solo se puede trasladar al precio en forma de unas importaciones más costosas que se traducen luego en precios más caros y volátiles.

El decrecimiento que defienden con tanto ahínco los ecologistas tiene otras consecuencias paralelas. Por ejemplo, en Austria vemos que la falta de desarrollo de nuevas plantas de refino ha hecho que el parón que están experimentando las instalaciones de Schwechat y Burghausen haya obligado al país a consumir sus ya de por sí limitadas reservas estratégicas.

Algo similar podría ocurrir en otros países europeos en caso de que una o dos de sus refinerías tengan que parar su actividad algún tiempo, sea por motivos de mantenimiento o por cualquier incidencia de la producción. De modo que, como puede verse, la menor oferta de servicios de refino conduce a precios más altos, pero además puede llevar a puntos extremos de escasez, con todo lo que ello supone en términos de precio, restricciones, etc.

Las injustas críticas al sector del refino

Como explica el documento de la entidad presidida por Lorenzo Bernaldo de Quirós, las críticas que hemos escuchado en las últimas semanas hacia empresas como Repsol, Cepsa o BP chocan con la evidencia disponible, que pone de manifiesto cómo estos operadores del mercado han hecho un notable esfuerzo durante la última década y han aumentado la capacidad de refino del sistema español en un 16%. Valga recordar que la evolución en toda Europa arroja un descenso del 10% para el mismo periodo.

A esto hay que sumarle la aportación fiscal de este sector tan vilipendiado, puesto que los datos de recaudación anual vinculados a estas operaciones ascienden a 15.844 millones de euros, un tercio en concepto de IVA y dos tercios por el Impuesto Especial sobre los Hidrocarburos.

También hablamos de una operativa que contribuye a la balanza comercial española, en la medida en que exporta producto por valor de 10.874 millones de euros. Y, como recalca el estudio de Freemarket CI, hablamos de empresas que dan empleo a 200.000 familias, una vez se considera su impacto directo, indirecto e inducido sobre el tejido productivo.

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