Aunque no pasa todavía en todos los supermercados españoles, en algunos se han empezado a ver curiosos carteles que limitan la compra de bolsas de hielo por cliente. Algo parecido a lo que se dio hace algunas semanas con las botellas de aceite de girasol. Sin embargo, esta vez le ha llegado el turno a un producto que, a priori, parece inagotable. Por eso, cabe preguntarse qué es lo que está pasando, ya que algunos factores son habituales cada verano, pero otros no lo son tanto.
El primer responsable del racionamiento es el calor. La fuerte y larga ola de calor del mes de julio ha disparado el consumo de hielo en España. La demanda ha sido, y sigue siendo, tan fuerte que muchos proveedores son incapaces de fabricar hielos de manera más rápida para satisfacer el gran volumen de pedidos que reciben por parte de la distribución. Pero, esta no es la única razón, el factor de la inflación también juega un papel determinante.
Generalmente, las compañías que se dedican a fabricar estos cubitos de hielo aumentan la producción en invierno y lo almacenan en primavera, cuando la demanda es todavía menor, para después hacer el "agosto" en verano. Pero, este año, el alto coste del almacenaje, causado por los desorbitados precios de la energía han hecho que sea más caro mantener el mismo número de congeladores haciendo su trabajo. Esto se une, además, a dos años complicados para la hostelería, que redujeron el consumo de este producto. Con todo ello, las empresas productoras produjeron menos, para no asumir un coste alto de almacenaje.
Si se une el hecho de una menor producción en el invierno por el alto coste de la energía, junto con una demanda de hielo que ha crecido, según los datos de DAP, un 30%, se encuentra la explicación al racionamiento. Menos producción de la habitual, unido a una mayor demanda, están haciendo no solo que los precios suban, sino que también los distribuidores tengan que limitar las ventas para no quedarse sin abastecimiento.
Ahora, las compañías encargadas de la fabricación de este producto están disparando su producción para lograr abastecer toda la demanda que se está dando por parte de la hostelería, pero también por parte de los particulares.