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Las farmacéuticas solo han 'capturado' el 1,4% del rebote por la reapertura de la economía

Un análisis coste-beneficio permite comparar las ganancias de las compañías con el repunte general de la actividad.

Un análisis coste-beneficio permite comparar las ganancias de las compañías con el repunte general de la actividad.
Analizando el beneficio económico para la sociedad de la vacunación masiva. | Europa Press

La compañía estadounidense de biotecnología Moderna ha comunicado que espera ingresar 20.000 millones de euros en 2022 por las ventas de su vacuna contra el coronavirus. Sin embargo, conviene ajustar a la baja estas cifras, puesto que ya en 2021 se constató que, frente a una previsión de facturación de 20.000 millones, la firma ingresó finalmente unos 17.700 millones.

Esto se debe a que algunos posibles contratos no se materializan y a que otros se renegocian a la baja por circunstancias varias. Por tanto, todo apunta a que las ventas combinadas que obtendrá Moderna para el periodo 2021-2022 en concepto de ventas de su vacuna contra el coronavirus serán de aproximadamente 36.000 millones.

Como es lógico, la farmacéutica tuvo que desembolsar previamente unos costes muy importantes asociados a la producción de dicha vacuna. Estos gastos también fueron soportados por el gobierno de Estados Unidos. El Ejecutivo, presidido entonces por Donald Trump, apostó por acelerar la vacuna con un gasto de 1.000 millones de dólares, de acuerdo con datos del Global Health Centre. A esta cifra hay que sumarle otros 1.000 millones aportados por Moderna, para llegar a una aportación de aproximadamente 2.000 millones.

A lo largo del año 2021, los estados financieros de Moderna recogieron un beneficio de 12.200 millones de dólares. Aproximadamente el 90% de las ganancias vinieron de las enormes ventas de la vacuna, de modo que la fracción atribuible a dicho producto ascendió a 11.000 millones de dólares. Considerando también la proyección de ventas para 2022, hablaríamos de unas ganancias acumuladas de 22.000 millones en 2021-2022, generadas con 2.000 millones de aportación.

Sin embargo, no podemos ignorar que, merced a la aprobación de las vacunas como solución contra la pandemia, las economías del mundo han reabierto de forma paulatina, dejando atrás los empobrecedores confinamientos del año 2020. Al fin y al cabo, el PIB global se dejó 2,74 billones de euros a lo largo del primer ejercicio de restricciones, lo que elevó la incidencia de la pobreza extrema en más de 100 millones de personas, tal y como muestran los informes del Banco Mundial. En cambio, el PIB global de 2021 exhibió un rebote de 11,2 billones de dólares, mientras que se espera que el de 2022 añadirá otro crecimiento adicional de 3,94 billones. Por lo tanto, el rebote económico asociado a la vacunación masiva y el fin de las restricciones sanitarias ha sido de 15,13 billones de dólares.

¿Qué parte de la vacunación corresponde a Moderna? En la Unión Europea, Moderna ha sido responsable de algo menos del 20% de estas dosis. Sin embargo, tomando en consideración que muchas economías emergentes han autorizado diversas vacunas desarrolladas por China o Rusia, parece sensato estimar de forma conservadora que el saldo final de dosis administradas por Moderna a nivel global rondaría el 10%.

Y bien, ¿qué ratio coste-beneficio arroja este cálculo? Tenemos, por un lado, que el rebote económico propiciado por el levantamiento de las restricciones sanitarias asociado a la vacunación ha sido de 15,13 billones de dólares, de modo que el 10% de esa ganancia social sería de 1,5 billones, una cifra ligeramente superior al PIB de España. A cambio, Moderna habría acumulado unas ganancias de 22.000 millones durante ese proceso de recuperación económica. Por tanto, el ratio es abrumadoramente positivo y muestra que la empresa apenas habría capturado una fracción de la mejora general motivada por la reapertura económica que han habilitado las vacunas: apenas un 1,47%.

Estos cálculos son coherentes con las históricas investigaciones del Premio Nobel de Economía, William Nordhaus, quien ha estimado que los grandes emprendedores reciben menos del 5% del beneficio social asociado a sus actividades. En este caso, el porcentaje sería aún más bajo por el enorme efecto rebote vinculado al despliegue de las vacunas y el fin de las restricciones sanitarios, así como por el alcance global de la pandemia y todo lo que se relaciona con ella.

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