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La otra sequía: el Gobierno suprimió hasta 85 embalses previstos en los planes hidrológicos

La sequía es cada semana más preocupante y desnuda una vez más a un Gobierno que sólo planifica el futuro a partir de criterios pseudoecologistas.

La sequía es cada semana más preocupante y desnuda una vez más a un Gobierno que sólo planifica el futuro a partir de criterios pseudoecologistas.
Embalse del Sobrón, en la provincia de Burgos. | C.Jordá

España sufre una sequía importante y, según los datos de Embalses.net las presas españolas sólo tienen algo menos del 40% de su capacidad, un porcentaje por muy debajo de lo habitual en estas fechas y de lo que venía ocurriendo de un tiempo a esta parte, de hecho la media de los últimos diez años está casi 20 puntos por encima.

Hay cuencas hidrográficas en las que la situación es especialmente preocupante: la del Guadiana está al 25%, la del Guadalquivir todavía un punto más baja, en el 24%, y hay provincias como Córdoba a la que sólo le queda un 18,5% del agua que puede almacenar.

En muchas localidades de España se están estableciendo diferentes medidas de ahorro e incluso en algunos pueblos de distintas comunidades autónomas está habiendo los primeros cortes que, de seguir la situación así, podrían extenderse a otros lugares en las próximas semanas. Hay zonas, especialmente aquellas en las que los pueblos no se abastecen tanto de agua embalsada como de pequeños ríos en las que buena parte del suministro se hace a través de camione cisterna.

Los embalses, única herramienta contra la sequía

Como podemos ver, la situación es preocupante, pero esa preocupación no nace tanto de la sequía, o no sólo de la sequía, sino de una de sus más directas consecuencias: que ante la falta de precipitaciones se agota el agua embalsada de la que podemos disponer.

Obviamente, hay dos formas de conseguir almacenar más agua: una que llueva más, algo completamente fuera del nuestro control, la otra es construir más embalses ya que, por decirlo de una forma que se entienda: el 40% de cien embalses es diez veces más que el 40% de diez, aunque las lluvias hayan sido las mismas.

Y el Gobierno eliminando embalses

¿Es esa la política que está siguiendo España? Por supuesto que no, de la misma forma que ocurre en otros ámbitos como la energía o la minería un Gobierno obsesionado por un ecologismo mal entendido está haciendo justamente lo contrario: eliminar proyectos para la creación de nuevos embalses e incluso demoler alguno de los ya construidos.

En el primer caso las cifras son impresionantes: en los planes hidrológicos que está elaborando el Ministerio para la Transición Ecológica en las 10 cuencas hidrográficas de las que es responsable –aquellas que se extienden por más de una comunidad autónoma– se eliminan nada más y nada menos que 85 proyectos de embalses que llevaban años previstos pero todavía no han logrado llevarse a cabo.

La noticia la daba El País hace ya un año, y en ella el director general del Agua del ministerio, Teodoro Estrela, presumía de la eliminación de estos embalses, esgrimiendo razones "medioambientales, de verdadera utilidad o presupuestaria".

Sorprendentemente, una de las razones para construir menos presas es "la reducción de la disponibilidad del agua" y, de hecho, los propios planes hidrológicos recogen también, siempre según las declaraciones de Estrela, la reducción de un 6% del agua disponible para usos urbanos, industriales y agrícolas, lo que suponen 1.700 hectómetros cúbicos menos.

Sólo 10 presas más

En estos planes hidrológicos –que deben estar vigentes hasta 2027 y están en las últimas fases de su tramitación– sólo incluyen la realización de 10 nuevas presas, la mayoría de las cuales son, tal y como presumía el director general en El País, "de laminación para prevenir avenidas", es decir, no son proyectos que vayan aportar más cantidad de agua embalsada para el consumo humano u otros usos como el riego agrícola.

En resumen, aunque la sequía está poniendo el tema de actualidad este mismo verano, lo cierto es que la planificación a largo plazo del Gobierno va en el camino opuesto a lo que esta ausencia de lluvias y sus propias previsiones: en lugar de buscar aumentar la capacidad para embalsar agua se empeña en frenar ese aumento o incluso en reducir esa capacidad.

Sería increíble si no hubiésemos visto ya, por ejemplo, dinamitar centrales eléctricas en mitad de una crisis energética.

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