Una empresa trae de cabeza a las grandes energéticas en las últimas subastas celebradas por parte del Gobierno para adjudicar megavatios renovables: Forestalia. La compañía de Fernando Samper, el magnate del porcino que se dedicó a la energía desde 2011 cuando fundó Forestalia.
Tan de cabeza trae a las grandes compañías, que en la última gran subasta que se celebró, en 2017, sólo Forestalia se adjudicó un 40% de la capacidad, por encima de compañías como Naturgy o Endesa.
En 2016 el déficit de tarifa generado en tiempos de Zapatero por las subvenciones a la energía renovable traía de cabeza a consumidores y Gobierno. Fue entonces cuando el Ejecutivo redujo el régimen de subvenciones y decidió sacarlo de los PGE. Aquel año, se subastaron 400 megavatios de energía eólica. En 2017 la subasta fue de 3000.
Pues bien, en ambas subastas la vencedora fue Forestalia, una compañía relativamente desconocida en el sector que ganó por la mano a los tótems del sector. La empresa de Fernando Samper, logró hacerse con 400 megavatios de los 500 subastados en 2016 y con 1.200 de los 3000 subastados en 2017, imponiéndose a otros competidores como Gas Natural, Endesa o EDP. En octubre del año pasado fue la segunda mayor adjudicataria de la última subasta y se llevó 777 megavatios (562 eólicos y 215 solares).
¿Por qué una empresa desconocida, sin capacidad ni estructura para montar un parque eólico se hace en varias subastas con las mejores adjudicaciones para esta tecnología? Quizá uno de los motivos sea el equipo directivo del que se rodeó Samper, que decidió sumar a su empresa a la cúpula de la hasta entonces consejería de Medio Ambiente del Gobierno del PSOE y el PAR.
Samper, muy cercano al poder político, se ha dejado ver en multitud de ocasiones con el presidente de Aragón, Javier Lambán. El imperio creado en Aragón por su familia, que tiene una de las industrias cárnicas más importantes de España, le posicionó como uno de los empresarios de cabecera de los distintos gobiernos regionales. Un habitual de las listas de personas más ricas de España, Samper decidió cambiar de aires en 2011 y cambió los cerdos por kilowatios. Sus amigos en la política no le abandonaron. Tanto es así que de magnate del porcino ahora es referencia en los molinos, al menos en Aragón, donde impulsa el desarrollo de cientos de estos aerogeneradores por toda la sierra de Albarracín, en Teruel, para disgusto de los vecinos de la zona que ven cómo sus parajes naturales quedan cubierto de las cicatrices visuales que dejan estos gigantes de 200 metros.
Sus amigos de la política
Después de más de 35 años dedicado al negocio cárnico, llama la atención que Fernando Samper iniciara una aventura tan poco relacionada con el negocio porcino como el sector de las energías renovables. Quizá una de las claves del éxito de Samper en este negocio de moda llegue por los fichajes que hizo, oh casualidad, justo antes de recibir las adjudicaciones millonarias: incorporó a Forestalia a la plana mayor de la consejería de Medio Ambiente de los gobiernos de Aragón del PSOE y el PAR. Tal cual.
Alfredo Boné Pueyo fue consejero de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón en época de Marcelino Iglesias (2002-2011). Durante aquella época, Boné Pueyo alcanzó notoriedad por aprobar un milmillonario plan de depuradoras de agua por todo Aragón que finalmente fue suspendido en 2017 después de un demoledor informe del tribunal de cuentas. De los más de 700 municipios que tiene Aragón, en los que Boné quería poner depuradoras de aguas residuales con un proyecto de más de 3.000 millones de euros, finalmente se quedó en 19 localidades.
Pero lo cierto es que durante sus años en la consejería, y posteriormente, durante el Gobierno de la popular Luisa Fernanda Rudí, ocupando puestos importantes en el mundo del medio ambiente la sostenibilidad como presidente del Patronato de Ordesa y monte Perdido, secretario general de la Conferencia de Regiones de Europa sobre Medio Ambiente (ENCORE) y copresidente de la Network of Regional Governments of Sustainable Developement, Boné Pueyo se hizo un nombre en el sector.
En marzo de 2015 con las elecciones que harían a Lambán presidente del Gobierno de Aragón a la vuelta de la esquina, Boné Pueyo anunció que no se presentaría en ninguna lista electoral. Tras las elecciones se retiró de la vida política para hacer fortuna en el ámbito privado. Sí, en el sector de las energías renovables donde él había hecho carrera política y era conocido por todos. ¿Quién fue su primer y principal cliente? Oh casualidad, Fernando Samper y Forestalia. Lo hizo a través de una sociedad que montó él mismo, Viados Gestión Integral de Proyectos SL. Después directamente en Forestalia, de la que se desligó en 2019, después de conseguir las adjudicaciones más jugosas de su carrera (2016 y 2017). En el momento de su salida de Forestalia, dijo que se debía a discrepancias por los desarrollos que la empresa había propuesto en el Maestrazgo, donde él mismo había impulsado distintas figuras de protección ambiental de su etapa como Consejero.
Y con él, en 2015 se fueron quienes le flanquearon en la consejería durante el último gobierno de Marcelino Iglesias, Luis Marruedo, del PAR, que fue viceconsejero de medio ambiente hasta 2011 con Marcelino Iglesias y director general de Desarrollo Rural del Departamento de Agricultura, Ganadería y medio Ambiente, desde 2011 hasta 2015 cuando el PAR formaba parte del Gobierno de Luisa Fernanda Rudí. Marruedo, que continúa formando parte del Partido Aragonesista, se marchó con Boné a la empresa privada en 2015, y de ahí a Forestalia.
El trío de oro del medio ambiente en Aragón no estaba completo sin Ana Cristina Fraile, mano derecha de Boné y Marruedo y jefa de Gabiente de la consejería en época de Marcelino Iglesias. Ana Cristina Fraile estuvo presente en la compañía de Boné, pero también en varias de las empresas instrumentales que montó Forestalia: Athmos Sostenibilidad SL, Comumicanza SL o Enviromental Solutions SL. Preguntados en varias ocasiones por su supuesto conflicto de intereses o acusados de haber puesto en marcha las famosas puertas giratorias, ninguno de los tres políticos, ahora con Samper y los molinos, negaron que se tratar de "puertas giratorias".
Pero Samper no se quedó ahí. También fichó a Eduardo Sánchez Salcedo, jefe de la Unidad de Relaciones Institucionales del Instituto Aragonés del Agua en tiempos de Marcelino Iglesias y también de Luisa Fernanda Rudí y de Lambán, de 2009 a 2016. Fue secretario del Consejo de Administración de la Corporación Aragonesa de Radio y Televisión durante el Gobierno de Rudí y Jefe de Comunicación de Proyección Social en las Cortes de Aragón, en el grupo parlamentario del PAR y asesor de comunicación del departamento de Medio Ambiente hasta 2009 (cargo de confianza). En Forestalia, Salcedo dirigió la estrategia de comunicación para Samper.
No faltan las informaciones en la red que adjudican a estos compañeros de viaje de Semper, a estos amigos del PSOE y el Par, la habilidad de conseguir contratos para Forestalia en el ámbito de las energías renovables en Aragón.
Tan es así, que Lambán no ha escondido su satisfacción con la relación entre la administración pública y Forestalia. Para muestra, un botón: Fragmento del discurso en el debate sobre política regional de Aragón de septiembre de 2018 pronunciado por el presidente Javier Lambán:
"La producción de energías renovables, el tercer sector al que me quiero referir, también ha experimentado un avance espectacular en estos tres últimos años.
Han sido fundamentales dos decisiones del Gobierno: un decreto de 2016 que permitió dar cumplimiento a las más de 35 sentencias desfavorables contra las adjudicaciones de parques eólicos, desbloqueando y regulando el sector, y otro de 2017 incorporando nuevos criterios interpretativos para conceder la Declaración de Inversión de Interés Autonómico.
Estas dos acciones, junto con las subastas de los años 2016 y 2017, han supuesto una verdadera revolución de las renovables en Aragón. Más del 50% de la potencia adjudicada se están tramitando en esta Comunidad, que se ha convertido en el territorio más demandando por los promotores, el más importante de los cuales –Forestalia- es, por fortuna, aragonés.
Los resultados en términos de inversión y empleo, así como en forma de aportación aragonesa al éxito de los paradigmas energéticos exigidos por la lucha contra el cambio climático, van a ser formidables."