Las acciones del banco Credit Suisse, el segundo más importante del país de Suiza, cayeron hoy a un nuevo mínimo histórico, al bajar un 9% poco después de la apertura de la sesión bursátil y luego recuperarse, para terminar cerrando la jornada con una ligera caída del 0,93%.
Estos movimientos en la Bolsa de Zúrich, donde cotiza principalmente, se deben a la incertidumbre que se ha instalado en los mercados ante las dudas sobre la solvencia de la compañía, y que por podrían obligar a sus directivos a optar por una ampliación de capital para equilibrar las finanzas de la misma.
Esta desconfianza se ha plasmado en el mercado de CDS, un instrumento financiero que permite a los inversores protegerse contra impagos crediticios, llegando a situarse en los 278,2 puntos básicos en su horizonte a cinco años. Esto supone un alza del 11,6% respecto al viernes 30 de septiembre.
Las permutas de impago de Credit Suisse han multiplicado por cinco su nivel en los últimos meses. Además, el precio de los CDS no había llegado nunca a este nivel tan elevado. En 2008, en mitad de la crisis financiera global, llegaron a situarse en 267,3 puntos básicos.
En los últimos años, el banco suizo acumula una serie de escándalos financieros relacionados con la gestión del riesgo, como el hedge fund Archegos o los préstamos a Greensill Capital.
En 2019, el la entidad estuvo involucrada en un caso de espionaje corporativo, mientras que el año pasado el banco fue multado en Reino Unido y Estados Unidos por un escándalo de bonos en Mozambique, cuyos fondos se usaron para sobornar a funcionarios corruptos del Gobierno del país y para pagar 'mordidas' a varios exbanqueros de Credit Suisse y otros intermediarios.
Solo en lo que llevamos de año 2022, las acciones del banco han perdido el 56 % de su valor.
Plan de reestructuración
Credit Suisse reiteró hoy que no ofrecerá detalles de los planes que está ultimando para su reestructuración hasta el próximo día 27, coincidiendo con el anuncio de sus resultados del tercer trimestre.
Según un documento interno citado por la agencia suiza de noticias AWP, el director general del banco, Ulrich Körner, se dirigió el pasado viernes en una circular a los empleados para tranquilizarlos y asegurarles de que la reestructuración tendrá una perspectiva de largo plazo y de un futuro sostenible.
En esa misiva, el ejecutivo habría reconocido que el banco se encuentra en un momento crítico, aunque "en buena dirección" ya que tiene un nivel sólido de fondos propios y liquidez.
Medios financieros han indicado que representantes del banco mantuvieron este fin de semana contactos con sus inversores más importantes para indicarles que la situación está bajo control, aunque los mercados siguen nerviosos como lo indica el fuerte aumento de coste que afronta el banco para asegurarse contra el riesgo de impago.