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Miedo al invierno por la imposición de las calefacciones a 19º: "Llevar abrigo en la oficina no es confortable"

Desde la Asociación Española de Oficinas destacan que "cuando se pone el hincapié solo en ahorrar, se está reconociendo que las cosas van regular".

Desde la Asociación Española de Oficinas destacan que "cuando se pone el hincapié solo en ahorrar, se está reconociendo que las cosas van regular".
El 90% de los comercios no ha podido acatar la normativa de ahorro energético. | Europa Press

El pasado 1 de agosto entró en vigor el Real Decreto-ley de ahorro energético, entre cuyas medidas se incluye la limitación de temperaturas en locales y centros de trabajo, así como otras normas como el apagado de escaparates a las 22 horas, la obligatoriedad de establecer sistemas de aislamiento y cierre de puertas, o nuevos requisitos de climatización mediante energías renovables.

La dificultad de cumplimiento de muchos de los nuevos requisitos ha provocado que, según la Confederación Española del Comercio, el 90% de los comercios aún no haya podido acatar la normativa de ahorro energético.

Y además, el decreto de Sánchez -convalidado en sede parlamentaria con el voto a favor de PSOE, Unidas Podemos, ERC, PNV, Bildu, el PDeCAT, Más País, Compromís, Teruel Existe y PRC- se ha topado con un posible problema de invasión de competencias autonómicas. En este sentido, la Comunidad de Madrid recurrió el 26 de septiembre la normativa energética ante el Tribunal Constitucional, por invadir "claramente" las competencias de la comunidad. Díaz Ayuso señaló que el decreto "se ha presentado de forma arbitraria" y "autoritaria" y atenta "contra los comercios y demás establecimientos públicos en un momento muy difícil para todos ellos".

En este sentido, una de las normas más relevantes y polémicas ha sido la imposición de un límite máximo de 19ºC para la calefacción y un mínimo de 27ºC para el aire acondicionado, unos parámetros que incumplen las recomendaciones y normativas establecidas hasta la fecha.

Así, según las recomendaciones del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), organismo perteneciente al Ministerio de Trabajo, la temperatura óptima en los lugares de trabajo sedentario, como las oficinas, debe ser de 22ºC en invierno (periodo de calefacción). Estableciéndose el margen en 2 grados, el rango recomendado queda entre los 20ºC y los 24ºC.

En cuanto al verano (época de refrigeración), la temperatura óptima se establece en 24,5ºC, con 1,5 grados de margen, quedando el rango entre los 23ºC y los 26ºC.

Los anteriores son, asimismo, los rangos pertenecientes a la norma UNE ISO 7730:2006, el estándar de confort que garantiza que alrededor del 90% de los usuarios estén cómodos.

Por su parte, el Reglamento de Instalaciones Térmicas (RITE), aprobado mediante el Real Decreto 1027/2007, establece una temperatura operativa de entre 23 y 25ºC en verano, mientras que en invierno debe situarse entre los 21 y los 23ºC.

La nueva normativa aprobada por el Gobierno de Sánchez, por tanto, no cumple con los requerimientos oficiales del RITE. Y, de hecho, así lo justifica el propio Real Decreto del 1 de agoto de 2022: "En el contexto actual, la necesidad de empezar abordando las medidas inmediatas de menor coste y complejidad requiere un refuerzo puntual de las obligaciones previstas en el RITE".

Y prosigue: "Así, este real decreto-ley introduce una serie de obligaciones de forma temporal hasta el 1 de noviembre de 2023 sobre los edificios y locales sujetos a obligaciones de temperatura en el marco del RITE".

Es decir, que la normativa de ahorro energético establece que se incumplan los estándares anteriores, por lo menos, hasta octubre de 2023.

Así se está viviendo el control de temperaturas

Durante los primeros meses de implantación del controvertido decreto de ahorro energético, y con la vuelta a la actividad tras las vacaciones de verano, el gran inconveniente soportado por muchos consumidores y trabajadores ha sido el control de temperaturas del aire acondicionado, fijado en 27 grados como límite mínimo.

Esto ha dado lugar a las quejas de consumidores, que han visto como la visita a los comercios se volvía más calurosa y, por tanto, menos confortable. Pero quizás, quienes más lo han sufrido sean los trabajadores. Y en algunos ámbitos laborales la situación ha sido especialmente complicada.

En este sentido, María Nieves, que regenta una pequeña joyería en Orense, destaca a Libre Mercado que no ha podido cumplir con las temperaturas estipuladas por Sánchez. "Todos los cristales y las puertas son blindadas y deben estar cerradas, además de que los escaparates tienen muchos focos de luz que dan calor", explica. Esto provoca que, en su joyería, se concentre muy fácilmente el calor y haga imposible fijar una temperatura de 27ºC.

En la misma línea, Ana, empleada de oficina en una empresa de consultoría en Madrid, confiesa a este medio que ella y otros compañeros han tenido que llevarse su propio ventilador de casa durante el mes de septiembre. "Todos en la oficina hemos pasado mucho calor", admite.

Asimismo, reconoce que en la plantilla tienen miedo de pasar frío cuando se acerque el invierno y la temperatura máxima sea de 19 grados. "Eso sí, algunas como yo que somos calurosas preferimos tener frío que no calor", matiza.

Pero es precisamente la llegada del invierno lo que, en estos momentos, preocupa más a trabajadores y oficinistas. Y así lo traslada a Libre Mercado José María Álvarez, presidente de la Asociación Española de Oficinas (AEO), que explica que, desde el sector, esperan "una situación más comprometida que en el verano", con unas temperaturas que estarán "muy en el límite". Hasta ahora, no obstante, señala que la situación se ha llevado con relativa normalidad, con la sensación de que "los controles no están siendo muy exhaustivos".

El representante de la AEO reconoce que, evidentemente, las temperaturas fijadas por el Gobierno "suponen un ahorro de costes de explotación". "Ahora bien, de cara al invierno, temperaturas en el umbral de los 19ºC pueden llegar a ser muy duras y hacer poco confortable el trabajo", advierte.

Álvarez, que teme que se produzcan quejas de trabajadores y sindicatos, señala que no es lo mismo estar varias horas en la oficina delante de un ordenador que entrar en un comercio o una tienda: "llevar abrigo en la oficina no es confortable", insiste.

Además, desde la AEO critican que no tiene sentido decir que "hay que hacer las oficinas un lugar atractivo para volver", mientras, al mismo tiempo, se empuja a que la oficina sea "un lugar incómodo en el que pases frío".

Y lanzan un mensaje a las autoridades: "Cuando se pone el hincapié solo en ahorrar, se está reconociendo que las cosas van regular. Una cosa es la eficiencia energética, que el sector lleva trabajando mucho años, y otra que las oficinas dejen de ser atractivas. El ahorro no puede ser a costa de reducir el confort", destaca Álvarez, que reivindica que el trabajo presencial en las oficinas contribuye a aumentar la productividad y dinamizar la actividad económica de las ciudades.

En cualquier caso, desde la AEO asumen que, en estos momentos, hay preocupaciones aún mayores al control de temperaturas, una medida que no llega, precisamente, en un contexto de crecimiento y certidumbre: "Llueve sobre mojado: tenemos inflación, aumento de los tipos de interés, sensación de inseguridad jurídica…".

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