Los charcuteros llevan meses escuchando a los clientes quejarse por la subida del precio del queso y la mantequilla. "Algunos tipos de queso han subido dos veces en quince días", cuenta a Libre Mercado una dependienta. "Como siga la cosa así, de aquí a Navidad va a ser un artículo de lujo", afirma.
Desde la Federación Nacional de Industrias Lácteas (FENIL) confirman lo que ya han notado los consumidores en sus bolsillos. El IPC del queso ha aumentado alrededor de un 14% en el último año y el de la mantequilla, alrededor de un 33%. Y el futuro no augura cambios a mejor, al menos para los productos españoles.
"El porcentaje de subida de la mantequilla es muy alto, pero si lo comparamos con el año pasado, veníamos de un IPC negativo, en torno al -2%, a pesar de que la leche ya estaba subiendo", explica Luis Calabozo, presidente de FENIL. Es decir, aunque la leche ya empezaba a ser más cara el año pasado, antes de la guerra de Ucrania, tanto el queso como la mantequilla no habían trasladado esa subida de precios al distribuidor y al cliente.
El principal motivo de la subida de precios es "un aumento de los costes importante, que ya venían desde el año 2021 y que se han multiplicado este año con la guerra contra Ucrania, los precios de la energía y la incertidumbre en el sector agrícola", señala Calabozo. "Esto ha provocado un aumento del precio de la leche, que aun así ha crecido más lentamente que otros productos".
A pesar del que el sector lácteo utiliza mucha energía en el tratamiento de la materia prima para los procesos de higienización o fermentación, hasta hace poco no estaba considerado industria electrointensiva. "Ahora hemos conseguido que nos declaren electrointensivos. Lo cierto es que el aumento del precio de la energía ha apretado mucho al sector y no nos beneficiamos del tope al gas. Esto es un drama, especialmente para las industrias pequeñas. Incluso algunas queserías ya están haciendo ERES de extinción", señala Calabozo.
Menos leche, más incertidumbre
El segundo y principal motivo del aumento de precios es que también ha caído la producción de leche, concretamente un 3,9% con respecto al año pasado, según FENIL. "En la última década, cuando terminó el sistema de cuotas de la UE, hubo un aumento espectacular que se paró en 2022. Esto fue una señal de alarma muy clara", afirma Calabozo. "El aumento de los costes y la incertidumbre han ralentizado la producción con caídas relevantes que hacen aumentar el precio de la leche".
Cuando Calabozo habla de incertidumbre, se refiere a las dudas que tienen los ganaderos "a la hora de seguir invirtiendo o de seguir en la actividad ante el nuevo marco de producción europeo, con requisitos a los que todos aspiramos, como el de bienestar animal, los medioambientales, biodiversidad… pero la obligación de aplicarlos en tan poco tiempo genera incertidumbre a la hora de hacer inversiones sin saber cómo será el marco en el que se trabajará en el futuro".
Quesos más baratos
A pesar del aumento de los precios, las ventas de queso apenas han caído un 0,7%, según FENIL. "Se sigue comprando queso, pero según los datos de agosto, lo que ha crecido de manera importantísima es la importación de quesos comodity poco diferenciados. La gente sustituye productos más caros por otros más baratos y de peor calidad", explica Calabozo. "Lo que intenta el consumidor y la distribución es trasladar los productos españoles de mayor valor añadido y diferenciados a otros quesos importados con precios inferiores, incluso por debajo del precio que pagan al ganadero. Se traslada la demanda a otros productos de menor valor".
Las consecuencias pueden ser desastrosas para los ganaderos españoles y desde FENIL ya advierten de que importar quesos baratos y de peor calidad desde el extranjero está destruyendo tejido empresarial. "Cuando los mercados no se ajustan por la vía de los precios, se ajustan por la vía de las cantidades. Si la cadena de valor no retribuye el aumento de costes se produce destrucción de tejido ganadero y un incremento de importaciones de quesos comodity", afirma Calabozo.
"Tratar de aguantar y mantener la capacidad de producción depende de que el consumidor pueda afrontar y aceptar el aumento de precios de los productos lácteos", lo cual resulta complicado cuando hay que decidir entre encender la calefacción o comprar queso y mantequilla.