Yolanda Díaz quiere aprobar su Estatuto del Becario cuanto antes en Consejo de Ministros. La ministra de Trabajo ha acordado con los sindicatos UGT y CCOO una nueva lista de requisitos que tendrán que cumplir las empresas que pretendan incorporar un becario a su actividad.
Díaz justifica su medida en que acabará con el "fraude" y la "precariedad" que gira en torno a esta figura. Sin embargo, tanto la CEOE como las universidades alertan de lo contrario: con lo que acabará será con los becarios per se.
Así lo advierte la directora de operaciones de la Fundación Universidad Empresa, Carmen Palomino, en declaraciones a Libre Mercado. Palonimo señala que la norma que ha elaborado la ministra de Trabajo "parte de un error de base, que es confundir al becario con un trabajador. Una persona de prácticas se está formando, es decir, está realizando una actividad académica, pero Yolanda Díaz lo que quiere es laboralizarlo".
El falso ‘chollo’ de los becarios
Palomino desmonta la falsa creencia de que tener un becario en una empresa sea todo un chollo para el empleador. "Hay que formarle, enseñarle, supervisarle... No todas las empresas pueden dedicar sus recursos y su tiempo en tener becarios. Y ese el problema principal: que a las universidades nos cuesta mucho encontrar empresas donde colocar a todos los becarios que hay. De eso el Ministerio de Trabajo no habla, se queda solo en el fraude, que lo hay, pero no es el principal problema de los becarios, que son las dificultades para encontrarles prácticas" señala.
Por tanto, poner más impedimentos y trabas a la hora de incorporar a estos estudiantes en los negocios privados "no va a hacer más que reducir la oferta de las empresas dispuestas a coger a una persona que hay que tener claro que no está produciendo, sino que está aprendiendo" remarca Palomino.
Los detalles del Estatuto del Becario
Para Palomino, la imposición más "perjudicial" del Estatuto del Becario de Yolanda Díaz es la "eliminación de las prácticas extracurriculares" actuales, que son las que no son obligatorias para el alumno en la carrera y no le computan créditos, pero le sirven para coger experiencia. A día de hoy, es muy habitual que el alumno se las busque por su cuenta. Pueden estar remuneradas o no.
"Las prácticas curriculares tienen un tiempo limitado y prohibir las extracurriculares deja a los alumnos en un círculo vicioso: no les contratan si no tienen experiencia y solo la pueden adquirir si les contratan" señala. Con la norma de Díaz "van a tener muchas más dificultades de contratación" vaticina Palomino, que señala que "hay muchos Grados que no tienen ni siquiera prácticas curriculares", por lo que será mucho más difícil conseguir un empleo sin haber tenido contacto con ninguna empresa de su área.
En algunas carreras las prácticas extracurriculares pueden desaparecer en un año desde la entrada en vigor de la norma. "Las prácticas extracurriculares dejarán de resultar aplicables una vez transcurrido un periodo de tres años desde la entrada en vigor de esta norma, en aquellas titulaciones donde no estuviera previsto la realización de prácticas curriculares. En el caso de que una titulación contemple prácticas curriculares, este periodo transitorio de aplicación e integración se reduce a un año", según el borrador del texto al que ha tenido acceso este periódico y que es susceptible de cambiar.
Entre las imposiciones más problemáticas también está el encarecimiento de las incorporaciones de los becarios. Las empresas tendrán que abonar sus "gastos de desplazamiento, alojamiento o manutención", según el texto al que ha tenido acceso este periódico.
Además, los becarios accederán a "todos los servicios con los que cuenten las personas trabajadoras en el centro de trabajo, tales como restauración, zona de descanso, aparcamiento u otros, en las mismas condiciones que aquellas, en la medida en que la organización e infraestructuras de la empresa u organismo equiparado lo permitan".
Palomino también denuncia que el incremento de la carga de gestión hará que las universidades tengan mayores dificultades para asumir la cantidad de prácticas existentes al igual que los negocios privados. Por ejemplo, "los becarios también tendrán derecho a la información completa sobre el contenido y las condiciones de desarrollo de la formación, antes del inicio del periodo formativo en la empresa", lo que robará más tiempo a empresas y universidades. Entre otros requisitos, los becarios no podrán superar el 20% de la plantilla total de la compañía y "las empresas procurarán una presencia equilibrada entre hombres y mujeres cuando incorporen a personas que desarrollen formación práctica, especialmente en aquellos departamentos que presenten una menor representación de alguno de los sexos entre las personas trabajadoras".