Kristalina Georgieva, la controvertida directora del Fondo Monetario Internacional, ha empezado fuerte el año 2023. En una entrevista con la cadena de televisión estadounidense CBS, la sucesora de Christine Lagarde al frente del organismo multilateral de referencia en asuntos económico-financieros ha afirmado que el crecimiento mundial será de apenas un 2,7% en 2023.
Peor aún, la directora general del FMI apunta que "la mitad de la Unión Europea entrará en recesión a lo largo de 2023". En el mismo sentido, ha vaticinado que un tercio del PIB global estará en números rojos durante el próximo curso. Especialmente grave sería la confluencia de un franco deterioro económico en China, Estados Unidos y Europa, asunto que preocupa sobremanera a la política y tecnócrata búlgara.
El triángulo de la muerte que describe Georgieva, con las tres principales economías mundiales en crisis, sería el principal motivo explicativo del declive de la actividad productiva a nivel global. Es cierto que los expertos del FMI consideran que Estados Unidos podría esquivar la recesión, pero sus pronósticos para el país norteamericano no dejan de ser poco halagüeños y el escenario de "estanflación" parecería asegurado. La situación de Europa sería aún peor y la mitad de sus economías irían camino de una situación de recesión (es decir, encadenar un semestre con caídas del PIB). Y, si bien China seguirá aumentando el tamaño de su producción, lo cierto es que lo hará a tasas de crecimiento marcadamente inferiores de lo normal.
El FMI avisa asimismo que, "incluso en aquellos países que eviten la contracción, el escenario económico se sentirá como una recesión, afectando a cientos de millones de personas". Así, frente a un crecimiento del 6% en 2021, el año 2023 se cerraría con un aumento del 2,7%. Hablamos de un descenso superior al 50% en apenas dos años.
En el caso de España, este parece ser el escenario al que nos encaminamos, puesto que el crecimiento previsto por el FMI para 2023 permite esquivar la recesión técnica, pero apenas asciende al 1,2% y nos sitúa prácticamente en niveles de 2019, lo que sumado a la crisis inflacionista supone cuatro años perdidos para la economía española.
"Esto se traduce en tendencias negativas a nivel mundial", ha advertido Georgieva, quien también ha hecho especial referencia a los mercados emergentes y las economías en vías de desarrollo "donde el panorama es aún más grave, puesto que están saliendo muy golpeadas por la subida de los tipos de interés y la apreciación del dólar. En el caso de los países con un nivel más alto de deuda pública, veremos una situación de devastación".