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El gobierno ecologista alemán se forra con las emisiones de CO2 tras apagar las nucleares y resucitar al carbón

El país germano fracasa en la reducción de emisiones por el uso del carbón pero su gobierno lo aprovecha para disparar la recaudación.

El país germano fracasa en la reducción de emisiones por el uso del carbón pero su gobierno lo aprovecha para disparar la recaudación.
Almacén de carbón en una planta de Duisburgo, Alemania. | Alamy

La política ecologista de Alemania empieza a dar sus frutos, pero quizás no los que sus promotores se esperaban, y es que el país germano cerró el 2022 con prácticamente el mismo nivel de emisiones de CO2 que en el año anterior. De esta forma, incumple las metas de reducción de emisiones con las que Berlín se había comprometido y que incluso se estipulaban en la ley del clima alemana.

Concretamente, según los datos publicados por el instituto Agora Energiewende, las emisiones de CO2 en Alemania se situaron el año pasado en un total de 761 millones de toneladas, aproximadamente, lo que sobrepasa el límite establecido de 757 millones de toneladas.

El dato de emisiones contaminantes, situado en línea del registrado durante el 2021, aleja a Alemania de su objetivo de reducir un 65% las emisiones de efecto invernadero para el 2030 respecto a los niveles de 1990. En estos momentos, solo se han recortado estos niveles en un 39%, lo que dificulta la consecución del objetivo.

Pero lo más sorprendente de la situación es que el negativo dato de emisiones se produce en un año en el que el consumo de energía cayó un 4,6% y en el que las energías renovables marcaron un récord hasta suponer el 46% del mix eléctrico del país. ¿Cómo es posible entonces que la emisión de CO2 no haya caído? Pues esencialmente, por el drástico aumento en el uso del carbón.

Tal y como se observa en el gráfico inferior, la producción combinada de electricidad mediante la quema de lignito y antracita (hulla), representó alrededor del 32% del mix eléctrico alemán. Comparativamente, el carbón apenas generó en España el 2,8% de la electricidad en 2022, según Red Eléctrica.

fig3-share-energy-sources-gross-german-power-production-2022.png

En lo que se refiere al mix energético total, el uso de hulla se incrementó del 9,3% del mix en 2021 hasta el 11,5% en 2022, mientras que el lignito representó el 20,4% de la energía generada el año pasado frente al 18,6% en 2021.

¿Y a qué se debe este importante incremento en el uso del carbón? Por un lado, a la política antinuclear de Alemania, que ha venido desactivando todos los reactores en los últimos años con el pretexto de la ecología, pese a que la nuclear es una tecnología limpia y segura. Y, por otro lado, al menor uso de gas natural con motivo del conflicto de la guerra de Ucrania y las sanciones a Rusia.

Como viene alertando Libre Mercado, la política energética europea, y especialmente la alemana, ha estado marcada por una nefasta estrategia que consistía en depender masivamente de la importación de gas ruso barato. Y, ahora, ante el corte de este suministro, Alemania se ha visto obligada a tirar del carbón para sostener su sistema eléctrico. A fin de cuentas, las renovables aún no son suficientes para garantizar un suministro suficiente y estable, mientras que la nuclear se ha apagado por motivos ideológicos.

Hay alguien que gana con todo esto...

Llegados a este punto, hay quien pueda preguntarse: ¿Y hay alguien que haya ganado con toda esta situación? Pues la respuesta es que sí: el gobierno alemán.

Concretamente, el ejecutivo germano, integrado por socialistas (SPD), liberales (FDP) y ecologistas (Grünen), y pese a fracasar en la reducción de emisiones, han logrado una fuente extraordinaria de recursos públicos. Concretamente, estamos hablando del aumento de recaudación derivado de los derechos de emisiones de CO2.

En la actualidad, el sistema europeo de comercio de emisiones (ETS, por sus siglas en inglés) fija un precio a las emisiones de carbono, que tienden a incrementarse cada año para incentivar la transición "verde". Pues bien, las elevadas emisiones alcanzadas en 2022 y el disparado empleo del carbón – muy contaminante– han provocado que Alemania haya batido un récord de recaudación por la venta de derechos de contaminación de CO2. Así, el Estado alemán se hizo con 13.200 millones de euros, de los cuales 6.800 provinieron de la energía y la industria, y los otros 6.400 millones del transporte y los combustibles para la calefacción. En el año 2021 el sistema recaudó 12.500 millones de euros, lo que entonces también supuso un récord.

Estos ingresos irán directamente a nutrir la política "verde" del Ejecutivo alemán a través del Fondo para el Clima y la Transformación (KTF). Es decir, se destinarán, por ejemplo, a subvencionar la movilidad eléctrica, la industria del hidrógeno o medidas relacionadas con la eficiencia energética.

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