Contratar en España se ha convertido en un auténtico infierno para las empresas españolas. El Gobierno de Pedro Sánchez ha asestado varios golpes a las nóminas de los empleados en lo que va de mes y todo apunta a que no serán los últimos.
Uno de los más polémicos ha sido la subida del SMI a 1.080 euros. Aunque Sánchez mencionó a las grandes empresas en el discurso del anuncio, al presidente del Gobierno se le olvidó recordar que son precisamente las compañías de mayor tamaño las que ya pagan sueldos por encima del SMI sin necesidad de que un político se lo imponga. Sin embargo, la realidad es que son las pequeñas empresas y los autónomos los que más dificultades tienen para cumplir con esta medida intervencionista.
También el salario mínimo golpea con más fuerza a los sectores que contratan a empleados menos cualificados o extranjeros (esos a los que se jacta de proteger el Gobierno), como la hostelería. Lo mismo ocurre en las regiones más pobres. Cabe recordar que para que un empleado cobre 80 euros más al mes, la empresa tiene que pagar 105,6 euros más.
Pero este no es el único golpe del Gobierno a la contratación en lo que llevamos de año. Si revisan sus nómina de enero habrán visto que al empresario se han asestado una desagradable subida de las cotizaciones del 0,5% y al trabajador, del 0,1% (a los autónomos también). Así que, el Gobierno ha elevado las cotizaciones por las contingencias comunes hasta el 28,9% ¿Por qué? Porque el sistema de seguridad social hace aguas y Escrivá necesita como sea aumentar los ingresos. Entre otras cosas, porque Bruselas se lo exige.
De hecho, el Ministerio de Seguridad Social ha reconocido hace unos días que pretende elevar todavía más las cotizaciones de los salarios más altos. En lo que trata de ahogar al empresarios, nunca es suficiente para el Gobierno.