Además de la aprobada prohibición de los motores de gasolina o diésel a partir de 2035, otra legislación europea relacionada con los vehículos tiene en alerta al sector de la automoción. Se trata de Euro 7, una actualización de la normativa sobre contaminación de los vehículos de combustión nuevos, que endurece las reglas vigentes sobre emisiones.
Las nuevas normas Euro 7, propuestas por la Comisión Europea el pasado otoño, contemplan nuevos límites de emisiones para óxidos de nitrógeno, monóxido de carbono, partículas, hidrocarburos, metano y amoniaco. Los límites se endurecen para autobuses y camiones mientras que en el caso de turismos se igualan independientemente de que sean diésel o gasolina. Respecto a la anterior normativa, pretenden la reducción de las emisiones totales de turismos y furgonetas un 35%, y un 56% en el caso de autobuses y camiones.
Como novedad, también se pone en el punto de mira las partículas procedentes de los frenos y los neumáticos. Se incorporarán sensores a bordo para medir emisiones durante la vida útil del vehículo y se ampliará la gama de condiciones de conducción en los ensayos de emisiones, incluyendo trayectos cortos o temperaturas extremas. Además, los automóviles sujetos a la nueva normativa deberán cumplirla hasta los 200.000 kilómetros y diez años de uso.
La intención de las autoridades europeas es que entre en vigor el 1 de julio de 2025 para turismos y furgonetas y dos años después, el 1 de julio de 2027, para camiones y autobuses. En su justificación, la Comisión vincula esta normativa con la prohibición de los coches gasolina y diésel en 2035: señala que los turismos y furgonetas con motores de combustión interna introducidos en el mercado hasta esa fecha "permanecerán en las carreteras europeas al menos otro decenio". "Tenemos que garantizar" que los vehículos "sean lo más limpios posible", afirman.
La industria: "No hay tiempo"
Aunque a la normativa le queda aún un largo periplo legislativo hasta su aprobación definitiva, que quizás no llegue hasta primavera de 2024 según fuentes de la UE, los objetivos europeos ya han creado inquietud en el sector de la automoción, donde hay quien ve en estas nuevas normas "una prohibición del motor de combustión por la puerta de atrás".
Las voces más críticas contra la futura ley son las de directivos de los principales fabricantes europeos, que ven un sinsentido que desde Europa se esté fomentando la electrificación y al mismo tiempo se pongan condiciones más duras a unos motores de combustión condenados a desaparecer, forzando a la industria a invertir en una vía condenada por Bruselas.
The EU's Green Deal Industry Plan has the potential to keep investment and protect free trade for the auto sector. However, the EU must prioritise electrification over current proposals like the #Euro7 pollutant emissions standards @ACEA_auto https://t.co/PpF3I0QE1x
— Mobility Transformation Forum (@transportforum) February 9, 2023
También alertan de los cortos plazos para adaptarse a la nueva normativa. El jefe del Comité de Empresa de Mercedes Benz, Ergun Lumali, señaló esta semana que la fecha propuesta es "poco realista" y destacó que los ingenieros de su compañía son capaces de encontrar soluciones menos contaminantes pero no en ese tiempo. "No hay tiempo para desarrollar y homologar el nuevo sistema", afirmaron también desde la Asociación Alemana de la Industria del Automóvil según recoge la prensa local.
Consecuencias para los pequeños vehículos
Un problema añadido es cómo repercutirá en el precio. La Comisión Europea afirma que los aumentos de costes previstos representarán "sólo una pequeña parte de los costes totales de adquisición" del vehículo, entre entre 90 y 150 euros en el caso de los turismos y las furgonetas y en torno a 2 700 euros en el de los camiones y los autobuses. Desde la industria, sin embargo, lo rebaten: la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles estima que el coste por vehículo pueda dispararse entre un 7 y un diez por ciento y alertan de lo que puede suponer para los vehículos gasolina o diésel más pequeños. Estos serán los que sufrirán "proporcionalmente" un mayor incremento del precio y puede que dejen de ser atractivos para los consumidores. "Van a provocar que se encarezcan o desaparezcan", avisan fuentes del sector.
Entre los temores añadidos de los fabricantes están, además, las posibles consecuencias en el empleo y los "cuellos de botella" en la producción: la patronal alemana considera inviable desarrollar y homologar a tiempo vehículos que cumplan las condiciones europeas a partir de la fecha estimada. También se quejan de la ampliación de criterios para medir el nivel de emisiones: "La calidad del aire no se beneficia de que hagamos las mediciones con un vehículo a todo gas circulando en primera por los Alpes con un remolque para caballos", lamentaron fuentes de Volkswagen recogidas por la televisión pública.
"Cruzada" contra el coche
Entre los concesionarios españoles, mientras, se observa con temor tanto la prohibición del motor de combustión como las nuevas reglas Euro 7 por sus posibles consecuencias en las ventas: En casa de Herrero, Gerardo Pérez, de Faconauto, señaló este miércoles cómo les están afectando estos "componentes de incertidumbre".
En su opinión, se está generando "una demanda embalsada" por culpa de que el consumidor no sabe qué vehículo comprar y alerta de que ahora mismo hay una "cruzada en Europa contra el vehículo privado", que persigue que exista "el menor número de vehículos posible". Los cambios que vendrán en unos años, ha lamentado, "afectan a las ventas de hoy". Y destaca cómo a los políticos les sale gratis "poner normas" para que entren en vigor en quince años.