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Alex Epstein, el defensor de los combustibles fósiles: "El clima era mucho más peligroso antaño"

En la primera parte de su conversación con Libre Mercado ha hablado de energía y de su análisis coste-beneficio del uso de combustibles fósiles.

En la primera parte de su conversación con Libre Mercado ha hablado de energía y de su análisis coste-beneficio del uso de combustibles fósiles.
Alex Epstein | Flickr

Alex Epstein es un escritor, conferenciante, filósofo y experto en energía estadounidense. Fundador del Center for Industrial Progress, un think tank con sede en California, acaba de publicar su segundo libro Un futuro fósil (Deusto, 2023), en el que amplía los argumentos que planteó hace años en el lanzamiento de su primer ensayo, La cuestión moral de los combustibles fósiles (Deusto, 2021).

Libre Mercado se ha entrevistado con Epstein para hablar de energía y explorar su análisis coste-beneficio del uso de combustibles fósiles. Esta es la primera parte de nuestra conversación.

Su libro no niega los impactos negativos que puede tener el uso de combustibles fósiles. Lo que hace, en cambio, es evaluar también nuestra capacidad de dominar esos impactos negativos. Además, aboga por establecer el debate comparando los impactos negativos con los efectos positivos.

Efectivamente. El debate climático nos conduce necesariamente al debate energético. Es evidente que el uso de combustibles fósiles puede tener algunos aspectos problemáticos para el medio ambiente. Sin embargo, ¿por qué no analizar también los aspectos positivos asociados al uso del petróleo, el carbón o el gas natural? Durante los dos últimos siglos, el desarrollo socioeconómico y el progreso de la humanidad ha sido más intenso que nunca antes en la historia y, detrás de ese florecimiento, están los combustibles fósiles. Muchas veces, quienes abogan por su desmantelamiento no admiten siquiera esta circunstancia, lo que debería invitarnos a reflexionar. ¿Por qué callar algo tan importante para el ser humano? Incluso si queremos reducir el uso de petróleo, carbón o gas natural, ¿por qué no reconocer las aportaciones positivas que han hecho estas fuentes de energía a la humanidad?

En su libro habla de la capacidad del ser humano de dominar, gestionar o adaptarse a los impactos climáticos negativos que se derivan del uso de estos combustibles.

Así es. Hay contradicciones muy grandes entre lo que se dice y la realidad, porque se nos alerta del efecto que pueden tener los eventos climáticos extremos, pero se ignora y se silencia lo bien que el ser humano maneja estas circunstancias. De hecho, los costes económicos y las muertes asociadas a los eventos climáticos extremos han bajado más de un 90% durante las últimas décadas. Y eso se lo debemos al ingenio humano que, apoyado en el uso de combustibles fósiles, ha desarrollado soluciones que contribuyen a manejar esos efectos.

En su libro defiende que ignorar la aportación positiva de los combustibles fósiles es anti-humano.

Mucha gente habla de estos temas ignorando aspectos elementales. No dicen nada de cómo hemos salido de la pobreza masiva, de cómo hemos duplicado la esperanza de vida, cómo hemos elevado el bienestar de la persona promedio… No podemos medir solo el impacto negativo, hay que tener en cuenta cuál es el impacto positivo. El ser humano no ha recurrido a estas fuentes de energía por capricho, sino porque le han cambiado la vida y se la han hecho mucho mejor. Podemos hablar de cómo gestionar el impacto humano sobre el clima pero, si lo que queremos hacer es eliminar por completo esa huella, entonces lo que estamos proponiendo, seamos conscientes o no, es la negación del progreso humano. Ante ese marco que, en efecto, es anti-humano, yo reivindico un análisis más ponderado y sensato.

A menudo se nos habla de la Tierra como un entorno natural idílico, una Pacha Mama donde todo sería armónico si no fuese por la acción del hombre. Sin embargo, la historia del progreso humano es, precisamente, la del dominio de las dificultades, las hostilidades y las complejidades medioambientales.

En efecto, cuando vemos la situación de la humanidad a lo largo de la historia, encontramos que solo hemos podido avanzar y tener una vida mejor cuando hemos sido capaces de dominar y gestionar la naturaleza. El clima era mucho más peligroso antaño: una mala cosecha, una ola de frío o calor… provocaban muchas más muertes y pérdidas económicas. Lo que antes era un caos total, un desastre absoluto, ahora es mucho más llevadero, porque hemos diseñado mecanismos de protección. Por lo tanto, el impacto del ser humano en la naturaleza ha arrojado resultados positivos y ha generado mucho valor en términos de bienestar. Hemos salido de la cueva y hemos llegado a la ciudad moderna gracias a que hemos sido capaces de gestionar todos los retos que nos plantean nuestros entornos naturales.

Vd. considera que las voces críticas con el discurso climático predominante "argumentan a cero" en vez de "a cien". ¿Puede explicar mejor este concepto?

En Estados Unidos, como en Europa, se habla del "Cero Neto", de llegar a un escenario donde produzcamos cero emisiones de CO2 en términos netos. A renglón seguido, se proponen políticas concretas, en Estados Unidos serían ejemplos de ello el Green New Deal o el programa Build Back Better. Pues bien, mucha gente que no está de acuerdo con esta deriva se equivoca en sus argumentaciones porque da por bueno el objetivo del "Cero Neto" y se limita a cuestionar la efectividad de las políticas que se sugieren de forma concreta. Si "argumentas a cero", si aspiras a gestionar mejor un reto que, en el fondo, no es procedente, entonces no vas a avanzar. Hay que ser más ambicioso y "argumentar a cien". Los compañías del sector energético son las primeras que están cayendo en este error, se limitan a tragar el marco que les están imponiendo y, a cambio, hacer algunas propuestas de gestión. No se trata de ceder posiciones, sino de avanzar.

¿Qué diferencias aprecia cuando compara la política energética estadounidense con la europea?

En Estados Unidos la política energética ha tendido a ser menos intervencionista, el desarrollo del fracking es un buen ejemplo de ello, pero no hablamos, en cualquier caso, de un modelo a seguir. En California, por ejemplo, estamos viendo las consecuencias desastrosas de ignorar la importancia de los combustibles fósiles. Por ejemplo, el mismo año en que se prohíbe el uso futuro de los coches de gasolina o diésel vemos que hay apagones masivos en la red eléctrica que, a priori, deberá servirnos para recargar los coches eléctricos. Vamos por mal camino, es solo que Europa va peor aún.

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