
El miedo en los mercados desatado por el colapso de la entidad estadounidense Silicon Valley Bank con sede en California ha cruzado el charco.
De nada ha servido la llamada a la calma de la CEO de su filial en Reino Unido, Erin Platts, asegurando que su entidad funcionaba con normalidad dada su independencia de la matriz estadounidense. Horas después de sus palabras el Banco de Inglaterra ha movido ficha y en una maniobra para tratar de evitar un contagio global, ha decidido intervenir la filial británica.
En un comunicado emitido este sábado el supervisor inglés asegura que los depósitos en el Silicon Valley Bank en Reino Unido de menos de 85.000 libras, o 170.000 en el caso de cuentas conjuntas, quedan garantizados por el Financial Services Compensation Scheme. Sin embargo esta protección deja fuera a la gran mayoría de los clientes de la entidad, que como en Estados Unidos, tiene cuentas o depósitos cuya cuantía supera ampliamente esta cantidad. Además, especifica en el texto que, tras la intervención, el Silicon Valley Bank UK "dejará de aceptar depósitos o realizar pagos".
Consciente del miedo desatado, y para tratar de tranquilizar a los inversores, subraya el Banco de Inglaterra en el documento que la filial inglesa tenía "una presencia limitada en Reino Unido y ninguna función crítica de soporte del sistema financiero".
Una delicada decisión en Reino Unido que llega después de la intervención de la matriz estadounidense ante la fuga indiscriminada de depósitos que sufría en la mañana de este viernes. Una fuga que ha sacudido los mercados que han asistido a la segunda mayor quiebra bancaria de la historia de Estados Unidos, después de la del Washington Mutual en 2008.
Con ella se ha puesto fin a dos días de incertidumbre y desplome en bolsa desatado por el intento del banco de vender activos por valor de 2.000 millones de dólares. Una operación que trató de llevarse en secreto pero que finalmente salió a la luz desatando el pánico entre los clientes que trababan de sacar su dinero de la entidad a toda costa.
Pánico que provocó primero la decisión de la Securities and Exchange Commission, la SEC, de congelar sus acciones, y más tarde a la intervención pública de una entidad que contaba con 209.000 millones de dólares en activos.
Se trata también de la primera caída de un banco este 2023 y un duro golpe para los cuatro grandes bancos estadounidenses que se han dejado 52.000 millones de dólares por el camino en estos últimos días. Una quiebra que se ha llevado por delante además a las Bolsas de todo el mundo.