La popularidad de la Fórmula 1 está por las nubes. El siguiente gráfico, elaborado con la aplicación Google Trends, muestra que las búsquedas relacionadas con la competición automovilística han registrado un fortísimo incremento en los dos últimos años, alcanzando niveles sin precedentes en los quince ejercicios anteriores.
El salto en el seguimiento de las carreras se explica, en gran medida, por la inmensa popularidad que ha alcanzado el documental Drive to survive, disponible a nivel mundial en la plataforma Netflix. Su estreno se produjo en 2019 y, desde entonces, se han emitido cinco temporadas que no han tardado en situarse entre los programas más vistos del servicio de contenidos bajo demanda.
Drive to survive ha conseguido que sus cuatro primeras temporadas se sitúen entre los diez programas más vistos de Netflix en un total de 56 países. La última temporada va camino de lograr cifras similares y los productores ya están trabajando en la sexta edición de la saga. Y todo a cambio de unos niveles de inversión relativamente pequeños.
Así, la información facilitada por la plataforma señala que Netflix ha desembolsado poco más de 5 millones de dólares para cerrar la participación de las distintas escuderías del circuito en el proyecto. Mercedes y Ferrari se habrían repartido 2 millones de dólares, mientras que el resto de equipos habrían percibido pagos mucho menores, en el entorno de 250.000 dólares por escuadra.
Sin embargo, el salto en la popularidad de la Fórmula 1 generado por el documental de Netflix ha hecho que los ingresos de la competición se disparen por encima de los 2.500 millones de dólares durante la pasada temporada 2022. Estos datos suponen un incremento interanual del 20% y confirman el acelerado ritmo de crecimiento del negocio asociado a la competición automovilística.
La asistencia a los circuitos refleja el creciente interés del público asistente, con un total de 5,7 millones de espectadores que suponen una subida del 36% en comparación con los datos de 2019, antes de la pandemia del coronavirus. Por otro lado, los patrocinios mantienen una importancia innegable en la cuenta de resultados de la F1, puesto que generan un porcentaje cercano al 20% de la facturación total.
Con todo, la partida más importante de todos los ingresos generados por las carreras fue la venta de los derechos de retransmisión en televisión, que supone cerca del 40% de las ventas anuales. En el mercado estadounidense, el contrato con ESPN viene de revalorizarse por un monto de 15 millones de dólares, pasando de 75 a 90 millones por temporada.
Uno de los aspectos más valiosos del resurgir que está experimentando la Fórmula 1 es el rejuvenecimiento de su audiencia. El espectador medio ha pasado de 36 a 32 años, situándose muy por debajo de los datos observados en otros deportes como el béisbol (57 años), el fútbol americano (50 años), el hockey (49 años) o el baloncesto (42 años). Esta circunstancia resulta muy apetecible para el mercado publicitario, siempre en busca de audiencias masivas y, al mismo tiempo, preocupado por la edad de las mismas.
En España, el buen desempeño de Fernando Alonso al mando de su Aston Martin, sumado al importante lugar que viene ocupando el piloto dinástico Carlos Sáinz hijo, ha animado enormemente las audiencias de Fórmula 1, hasta el punto de que la carrera celebrada en Baréin el pasado 5 de marzo citó al 5,8% de la audiencia, cosechando un seguimiento de 653.000 personas a través de la plataforma DAZN. Para poner en perspectiva estos datos, basta con señalar que el partido de La Liga disputado por el FC Barcelona y el Valencia CF logró un seguimiento del 5,3%.
El tenis y el golf quieren replicar el éxito de Drive to survive y se han puesto en manos de los productores de la serie dedicada a la Fórmula 1. El resultado ya está disponible en Netflix: la ATP y la WTA han dado a luz el documental Break point, mientras que la PGA ha alumbrado el estreno de Full swing. El tiempo dirá si estos pequeños proyectos logran relanzar el negocio de ambas disciplinas deportivas.