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El nuevo ministro de Sanidad no se preocupó por la salud de un hombre en huelga de hambre y lo ignoró

El ciudadano llevó a cabo su huelga de hambre a las puertas de la Subdelegación del Gobierno y Miñones pasó por su lado en "varias ocasiones".

El ciudadano llevó a cabo su huelga de hambre a las puertas de la Subdelegación del Gobierno y Miñones pasó por su lado en "varias ocasiones".
El nuevo ministro de Sanidad, José Miñones | Europapress

El día 8 de marzo Libre Mercado publicó una entrevista con un hombre en huelga de hambre que reclamaba ante la Subdelegación del Gobierno en Galicia que las Administraciones cumplieran con los plazos siguiendo el mismo rigor que se les exige a los ciudadanos. La protesta se saldó con 9 días de ayuno para Miguel Anxo Abraira, vecino harto de esperar por una licencia que se ha visto empujado a alzar la voz.

Ayer, 27 de marzo, Pedro Sánchez anunció que su nuevo ministro de Sanidad será José Manuel Miñones, justo la persona que ostentaba el cargo de Delegado del Gobierno durante la huelga de hambre de Abraira. Es decir, el manifestante gallego llevó a cabo su protesta a las puertas del despacho del nuevo ministro.

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Huelguista de hambre a las puertas de la Subdelegación del Gobierno en Galicia

En la entrevista que este medio realizó al afectado hay algunos detalles que ayudan a trazar un perfil de Miñones. Y es que el huelguista, tras pasar 9 días sin comer en el lugar de acceso al edificio en el que trabajaba Miñones, nos reveló que el nuevo ministro de Sanidad no se preocupó ni por lo que reclamaba ni por su estado de salud. "El Delegado se ha cruzado conmigo en varias ocasiones y no se ha dirigido a mí" aseguró.

Cabe resaltar que la protesta de Abraira nacía de la desesperación de un ciudadano harto de esperar por una licencia de obra para la construcción de una vivienda unifamiliar en un ayuntamiento gobernado por el PSOE. Sin embargo, el vecino no quiso que su lucha solo sirviera para "solucionar mi problema en concreto" sino que pretendió que fuera "un grito de un ciudadano harto de que pisen sus derechos, de ser tratado como un súbdito que paga impuestos y es amenazado con sanciones mientras las distintas administraciones incumplen sus obligaciones sin consecuencias".

Estas legitimas peticiones no fueron escuchadas por Miñones. Cabe preguntarse si una persona que no fue capaz de preocuparse por la salud de un vecino desesperado puede llegar a ser buen ministro de Sanidad.

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