En los últimos días, los vecinos de La Coruña han estado presenciando atónitos como un hombre mantenía en silencio una huelga de hambre sentado a los pies de la Subdelegación del Gobierno, en una concurrida zona de la ciudad. "Aquí no suelen pasar estas cosas", decía una vecina observando la escena.
Miguel Anxo Abraira, vecino de un municipio cercano a la capital de provincia llamado Miño, se ha sentado durante 9 días en las escaleras de la entrada del edificio gubernamental manteniendo el ayuno y al lado de un cartel que reza: "Huelga de hambre por el cumplimiento de los plazos de las administraciones".
Desde Libre Mercado hemos querido escuchar a Miguel para saber qué le ha llevado a esta situación. "Estoy aquí porque somos muchos los ciudadanos que estamos hartos de que las administraciones incumplan los plazos que marca la legislación – es decir, ellos mismos— y no suceda nada mientras que nosotros, cuando incumplimos uno, vemos como se nos recortan derechos, nos ponen sanciones o recargos...".
Miguel cuenta, además, que lleva librando su propia batalla personal desde hace años sin resultados. "En el 2019 solicité al Ayuntamiento de Miño, gobernado por el PSOE, una licencia para la construcción de una vivienda unifamiliar y a día de hoy no está resuelto". Pero esto solo es el principio de la historia. "La legislación establece que hay tres meses para resolver este tipo de expedientes, sin embargo, no hubo ningún movimiento en tres años. Es decir, durante 36 meses mi solicitud estuvo metida en un cajón".
Después de tres años de espera, Miguel cuenta que, por fin, recibió noticias sobre su caso. "Me mandaron un escrito para que subsanara deficiencias, algo habitual, y tras presentar lo que me requerían volvió al cajón del olvido durante cuatro meses. Ya cansado, pedí el certificado de silencio administrativo, que es lo aconsejable antes de recurrir a un contencioso administrativo, y aunque tenían 15 días para contestarlo tardaron más de un mes. Sin embargo, lo que hicieron fue requerir más documentación que no me habían pedido la primera vez, por lo tanto sigo sin resolver mi expediente".
Todas estas idas y venidas de la administración le han empujado a la huelga de hambre. Sin embargo, como él mismo dice, con esto no pretende "solucionar mi problema en concreto, pues serán los tribunales de justicia o la ciudadanía en las próximas elecciones municipales quienes lo hagan" sino que lo que hace es "un grito de un ciudadano harto de que pisen sus derechos, de ser tratado como un súbdito que paga impuestos y es amenazado con sanciones mientras las distintas administraciones incumplen sus obligaciones sin consecuencias".
Reacciones
Miguel Anxo Abraira nos cuenta, también, que ha sido muy bien recibido y atendido tanto por los coruñeses como por la Policía Nacional. Sin embargo, al encontrarse en las puertas de la Subdelegación del Gobierno se ha cruzado a José Manuel Miñones —Delegado del Gobierno y miembro del PSOE — en varias ocasiones pero le ha ignorado. "El Delegado se ha cruzado conmigo en varias ocasiones y no se ha dirigido a mí" afirma.
El caso está causando tanto revuelo que ya se han celebrado dos manifestaciones en apoyo a Miguel Anxo y varias asociaciones han lanzado comunicados en defensa de su causa. Entre ellas destacamos la reacción de la Asociación de Emprendedores de Galicia (ASCEGA) quienes, en un escrito, han hecho suyas sus reivindicaciones. "Miguel Anxo Abraira es un ciudadano convertido en súbdito por una administración cada vez más exigente y déspota con los contribuyentes, autocomplaciente y laxa consigo misma y que se ha convertido en el mayor problema para el crecimiento y desarrollo de España y los ciudadanos que no forman parte del sistema burocrático".
Abraira quiere que su lucha personal sirva para hacer ver la situación que muchos españoles sufren día a día en todo el territorio nacional. Se ha convertido en un ejemplo de un hombre desesperado que, como él mismo nos ha confesado, siempre ha despreciado la violencia tanto física como verbal. Es por ello por lo que ha recurrido a una alternativa diferente: un lamento silencioso que se ha dejado entrever entre el gentío y los coches de la ciudad.
El triste final
Después de 9 días y de haber perdido más de 6 kg, Miguel Anxo Abraira se vio obligado a abandonar su huelga de hambre sin haber logrado que su alcalde se reuniera con él. La alcaldesa socialista de La Coruña, según cuenta él, le obligó a retirar su tienda de campaña bajo amenaza de multa. En esas condiciones y dado que se prevé mal tiempo para la semana venidera, el huelguista ha decidido cesar. Debido al hambre, sus ánimos eran cada vez menores y no encontró la fuerza suficiente, pero su lucha contra los abusos de la Administración sigue vigente y ha marcado un antes y un después en muchos coruñeses que vieron como un vecino, solo sostenido por su hartazgo, decidió protestar –sin violencia y a ojos de todos— por algo que nos afecta a todos.