La tasa de fertilidad de Corea del Sur tocó fondo el pasado año 2022, cuando el número de nacimientos por mujer se redujo a apenas 0,78. Situarse por debajo de 2,1 implica quedarse bajo el umbral que garantiza el reemplazo, es decir, un número de nacimientos suficiente para mantener estable el tamaño de la población. Por lo tanto, el país asiático está muy lejos de dicha cifra y presenta, de hecho, los números más bajos del mundo. Al ritmo actual, Corea del Sur llegará a finales del siglo XXI con la mitad de su población actual.
Lo que ocurre en suelo surcoreano debe importarnos mucho en nuestro país, porque somos uno de los países desarrollados con menor número de nacimientos por mujer. La tasa de fertilidad de España está en 1,19, mientras que la de Italia se sitúa en 1,24 y la de Japón, en 1,34. Por lo tanto, tenemos un interés directo en evaluar las consecuencias de esta evolución tan a la baja en los datos de natalidad.
Esta semana, el presidente surcoreano, Yoon Suk Yeol, se ha referido a lo que está pasando aludiendo a la necesidad de "adoptar una mentalidad de emergencia" e insistiendo en la importancia de incentivar que los jóvenes tengan más hijos. En esta línea, su gobierno pretende doblar el monto de las ayudas ofrecidas a las familias, que hasta ahora se situaba en el entorno de los 230 dólares mensuales.
De acuerdo con el plan que ha presentado el gobierno, el nuevo planteamiento de estas ayudas elevará su efecto hasta los 770 dólares mensuales. Para poner esta cifra en perspectiva, Quartz señala que el salario medio del país asiático ronda los 3.400 dólares, de modo que estamos hablando de una cuantía que ronda el 20% de la paga mensual promedio.
Hay ciertas dudas, en cualquier caso, sobre la efectividad de la medida, puesto que las políticas de natalidad aprobadas en los últimos años ya han supuesto un desembolso de casi 200.000 millones de dólares, pese a lo cual no se ha detenido el continuo ritmo de caída observado en las cifras de nacimientos por mujer. Quizá por eso, Yoon ha anunciado otras medidas que incluyen más plazas de guardería con mejores precios, deducciones fiscales para la compra de vivienda o los gastos sanitarios derivados del crecimiento de la familia, etc.
La población global sigue desacelerando su crecimiento
Durante décadas, la cuestión de la natalidad fue abordada con verdadero alarmismo. Desde el siglo XIX hasta el XXI, la población global se multiplicó por ocho (de 1.000 a 8.000 millones), pero la tasa de pobreza se redujo de forma drástica (90% a 10%) y el PIB se multiplicó de forma exponencial. Sin embargo, el ecologismo de izquierdas insistió en que la superpoblación era una "bomba" que terminaría haciendo "explotar" al Planeta,
Sin embargo, los últimos informes demográficos disponibles señalan que el ritmo de crecimiento de la población global ha caído con tanta fuerza que podríamos tocar techo en 2040, cuando el número de personas que viven en la Tierra llegue a 8.500 millones. Desde entonces, se produciría una caída hasta los 6.000 millones en el año 2100. Tal predicción, elaborada por un grupo de investigadores escandinavos, choca con los datos oficiales que maneja Naciones Unidas, según los cuales se considera que el "pico" será de 10.400 millones de personas y se alcanzará en 2080, abriendo entonces un periodo de estancamiento que se prolongará al menos durante dos décadas, hasta final de siglo, y abriendo las puertas a un proceso de reducción de la población en el siglo XXII.
La tendencia a una menor población no sorprenderá a quienes piensen en España, pero también es una realidad en países emergentes. Por ejemplo, recientemente se conoció que Pekín ha perdido población por primera vez desde 2003. Para ser precisos, su cifra de residentes cayó de 21,88 a 21,84 millones de personas. Puede que sea un descenso asociado a la pandemia del coronavirus y que la caída tenga mucho que ver con las muertes y la mudanza de algunas personas a otros lugares del país donde las políticas anti-covid son menos drásticas. Sin embargo, la decisión es indicativa de una tendencia más general, puesto que el conjunto del país vio reducida su población en unas 100.000 personas a lo largo de 2022, pasando de 1.413 a 1.412 millones de habitantes. La "política del hijo único" instaurada durante décadas por el Partido Comunista ha incidido directamente en la estructura demográfica del gigante asiático.