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¿Se han vuelto 'progres' los ricos y los grandes empresarios de EEUU?

Puede que abracen la cultura woke por convicción... y puede que lo hagan simplemente por conveniencia.

Puede que abracen la cultura woke por convicción... y puede que lo hagan simplemente por conveniencia.
Bill Gates, reunido con Pedro Sánchez. | EFE

El fundador de Salesforce, Marc Benioff, cuya fortuna ha sido estimada en 7.600 millones de dólares por parte de la revista Forbes, escribió lo siguiente en el diario The New York Times:

"Como capitalista, creo que es hora de decir en voz alta lo que todos sabemos que es verdad. El capitalismo, tal como lo conocemos. está muerto (…). El capitalismo, tal como se ha practicado en las últimas décadas, con su obsesión por maximizar las ganancias que ofrece a los accionistas, nos ha llevado a una desigualdad espantosa".

Por su parte, Ray Dalio, uno de los administradores de fondos de cobertura más ricos del mundo, con un patrimonio neto de alrededor de 19.000 millones, de nuevo según Forbes, ha sido menos crítico, pero también ha hecho declaraciones que el capitalismo "está roto" y "debe reformarse para brindar muchas más oportunidades, generar más equidad y ser más productivo".

Desde hace años, los medios se han apresurado a recoger las declaraciones anticapitalistas de otros magnates, caso de otro administrador de fondos de cobertura como George Soros. También se ha dado mucho eco a ciertos empresarios estadounidenses ricos que piden que se les apliquen impuestos más altos. ¿Son la excepción o la norma?

Sabemos que la presión pública contra los defensores del mercado es intensa. Y sabemos también que el apoyo mediático a las posiciones propias de la izquierda es tan fuerte que incluso los multimillonarios que no están de acuerdo prefieren mantenerse en silencio. Así, se leen las quejas de Bernioff, Soros y otros empresarios como Tom Steyer, pero no sabemos qué piensan muchos otros magnates cuyo silencio podría indicar cierto disgusto con esta deriva.

Dos politólogos estadounidenses, Benjamin Page y Martin Gilens, han publicado un libro titulado Democracy in America? que aborda la cuestión del "silencio mediático que practica la mayoría de los multimillonarios". Un caso notorio es el de David Koch, que brindó apoyo financiero a numerosas organizaciones libertarias, liberales y conservadoras, pero solo hizo un comentario público referido a la política fiscal en sus diez últimos años de vida. Su hermano Charles Koch ni siquiera llegó a hacer ninguna manifestación pública en este sentido.

"El silencio de la mayoría de los multimillonarios", escriben Page y Gilens, "contrasta marcadamente con las ganas de hacerse notar que exhibe un pequeño e inusual grupo de multimillonarios, entre ellos Michael Bloomberg, Warren Buffett y Bill Gates, que hablan continuamente sobre políticas públicas específicas (…). Ellos tres han defendido la expansión del gasto social, unos impuestos más altos y, todo sea dicho, una regulación más moderada de la economía. Pero una cosa es lo que ellos piensan y otro lo que piensa el resto de multimillonarios estadounidenses".

Recientemente ha salido al mercado otro libro de lo más interesante, titulado La dictadura del despertar del capital. Cómo la corrección política capturó a los grandes negocios. Escrito por Stephen R. Soukup, este ensayo me hizo pensar mucho sobre la forma en que las posiciones anticapitalistas han avanzado dentro de las estructuras capitalistas. Los enemigos del mercado ya no se limitan a gritar en los campus universitarios, donde imponen su cultura de la cancelación a quien piensa diferente. Además, el activismo anticapitalista empieza a estar presente en los equipos de gestión de las grandes corporaciones. De hecho, en las juntas de accionistas también vemos que cada vez hay más agitación impulsada desde este tipo de planteamientos.

La politización de los negocios se está convirtiendo en un problema cada vez mayor. Incluso alguien como Warren Buffett, a quien podríamos definir como una persona de centro-izquierda, ha reconocido que la situación está yendo a peor y, en 2019, advirtió sobre la politización de los negocios y la industria financiera. "Está mal", dijo a The Times, "que las empresas quieran imponer sus puntos de vista sobre qué supone "hacer el bien" en la sociedad. ¿Qué les hace pensar que saben más?". Buffett agregó lo siguiente: "están jugando con el dinero de los accionistas. Muchos gerentes corporativos deploran la forma en que los gobiernos gastan el dinero de los contribuyentes… y luego no se preocupan por cuidar mejor el dinero de sus accionistas".

La inversión con etiqueta ESG (abreviatura de Environmental, Social and Governance) ha sido, por mucho tiempo, una tendencia creciente en el ámbito de las finanzas. Hoy por hoy, ya no es solo un eslogan utilizado por activistas críticos con el capitalismo, sino que ya es un mantra asumido por muchos administradores de fondos de inversión e incontables líderes empresariales que sermonean sobre la necesidad de impulsar ciertas ideas de "sostenibilidad", "diversidad", etc. Sus eslóganes corporativos ya no hablan de negocio pero sí de "racismo" o "sexismo".

Presumiblemente, los gerentes de muchas de estas empresas se adaptaron primero hacia fuera y después hicieron lo propio hacia adentro; en psicología, esto se denomina "disonancia cognitiva" y describe los procesos que deben resolverse cuando las personas experimentan estrés psicológico a raíz de que lo que dicen no se alinea con lo que piensan. Así, primero adoptan consignas de izquierda por oportunismo y conveniencia y finalmente terminan asumiendo una actitud interior coherente con la imagen que quieren dar al exterior.

El año pasado estuve en Miami, en una conferencia de Estudiantes por la Libertad. El CEO, Wolff von Laer, entrevistó al fundador de la cadena de supermercados Whole Foods, John Mackey, uno de los empresarios más inteligentes y valientes de Estados Unidos. Von Laer elogió a Mackey por su claro compromiso público con el capitalismo. No es para menos: ha escrito hasta un libro en defensa del mercado.

Sin embargo, Mackey explicó que sus declaraciones políticas habían dado lugar a todo tipo de boicots y habían tenido un coste importante para su empresa. De hecho, dijo que no volvería a hacerlo, por el peligro que sufrió su compañía. En cambio, multimillonarios como Jeff Bezos o el CEO de Apple, Tim Cook, han donado muchos millones de dólares a "organizaciones de justicia social" como Black Lives Matter (¡a veces con el dinero de sus accionistas!) y, sin duda, no tienen estos problemas. Así, muchos gerentes y empresarios adoptan la cultura woke porque probablemente esperan que esto les permita "comprar su salvación" y librarse de los "activistas" de izquierda – a base de donar millones a organizaciones progresistas, de criticar públicamente el capitalismo o de pedir impuestos más altos para los ricos.

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Rainer Zitelmann es empresario, doctor en Historia y Sociología y autor de más de 20 libros. Sus últimos lanzamientos en español son "El capitalismo no es el problema, es la solución" (Unión Editorial, 2021), "Los ricos en la opinión pública" (2022) y "En defensa del libre mercado" (Unión Editorial, publicación prevista en 2023).

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