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Bruselas se prepara para el paulatino fin del dinero en metálico e impulsa un "euro digital" con control absoluto

El euro digital estaría disponible junto con los medios de pago privados nacionales e internacionales existentes, como tarjetas o aplicaciones.

El euro digital estaría disponible junto con los medios de pago privados nacionales e internacionales existentes, como tarjetas o aplicaciones.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, este viernes 30 de junio. | EFE

La UE ha amanecido con un "paquete de moneda única: nuevas propuestas para apoyar el uso del efectivo y proponer un marco para un euro digital". Se trata de dos propuestas que dicen "garantizar que los ciudadanos y las empresas puedan seguir accediendo y pagando con billetes y monedas de euro en toda la zona del euro", pero que esconce el objetivo final del plan de Bruselas: "Establecer un marco para una posible nueva forma digital del euro que el Banco Central Europeo pueda emitir en el futuro". Y si llega el "euro digital" –con una capacidad de control absoluto por los poderes públicos– su gran objetivo será la sustitución del metálico.

"El euro sigue siendo un símbolo de la unidad y la fuerza de Europa. En toda la zona del euro y más allá, durante más de dos décadas, las personas y las empresas han estado acostumbradas a pagar con monedas y billetes de euro", esgrime Bruselas en su comunicación. Pero los argumentos pronto cambian de tono: "Mientras que al 60% de las personas encuestadas les gustaría seguir teniendo la opción de usar dinero en efectivo, un número cada vez mayor de personas están optando por pagar digitalmente, utilizando tarjetas y aplicaciones emitidas por bancos y otras empresas digitales y financieras", apunta el texto oficial. Y "esta tendencia se aceleró por la pandemia de covid-19".

Para "reflejar" estas tendencias, prosigue Bruselas, la Comisión Europea ha propuesto dos conjuntos de medidas de "apoyo mutuo para garantizar que las personas tengan opciones de pago, tanto en efectivo como digital". La primera consiste en "una propuesta legislativa sobre la moneda de curso legal del euro en efectivo para salvaguardar el papel del efectivo, garantizar que sea ampliamente aceptado como medio de pago y siga siendo fácilmente accesible para las personas y las empresas de toda la zona del euro". En teoría, esto ya existe. La segunda medida esconde la clave: "Una propuesta legislativa que establece el marco legal para un posible euro digital como complemento de los billetes y monedas en euros". Y un euro digital siempre dejaría rastro informático, con lo que el control de las transacciones será pleno por parte de los poderes públicos.

Según Bruselas, el euro digital "garantizaría que las personas y las empresas tengan una opción adicional, además de las opciones privadas actuales, que les permita pagar digitalmente con una forma de dinero público ampliamente aceptada, barata, segura y resistente en la zona del euro (que complementa las soluciones privadas que existen hoy en día)". La gran pregunta es, por lo tanto, ¿para qué hace falta un euro digital si ya hay pagos privados digitales? Pues bien, Bruselas da más detalles. Aclara que, "si bien la propuesta, una vez adoptada por el Parlamento Europeo y el Consejo, establecería el marco legal para el euro digital, en última instancia, el Banco Central Europeo decidirá si emite el euro digital y cuándo". Y explica que, "al igual que el dinero en efectivo hoy en día, el euro digital estaría disponible junto con los medios de pago privados nacionales e internacionales existentes, como tarjetas o aplicaciones.

Funcionaría como una cartera digital. Las personas y las empresas podrían pagar con el euro digital en cualquier momento y en cualquier lugar de la zona del euro". Es más, "significativamente, estaría disponible para pagos tanto en línea como fuera de línea, es decir, los pagos podrían hacerse de un dispositivo a otro sin conexión a Internet, desde un área remota o desde un aparcamiento subterráneo. Si bien las transacciones en línea ofrecerían el mismo nivel de privacidad de datos que los medios de pago digitales existentes, los pagos fuera de línea garantizarían un alto grado de privacidad y protección de datos para los usuarios: permitirían a los usuarios realizar pagos digitales mientras revelan menos datos personales de lo que hacen hoy en día al realizar pagos con tarjeta, al igual que cuando se paga con efectivo, y nadie podría ver por lo que la gente está pagando cuando usa el euro digital sin conexión". ¿Nadie? Las autoridades fiscales, sí. Un incentivo –la privacidad ante ojos privados (en teoría)– y una evidencia –el acceso y control pleno de las transacciones por parte del Fisco–.

"Los bancos y otros proveedores de servicios de pago de toda la UE distribuirían el euro digital a personas y empresas. Los servicios básicos de euros digitales se proporcionarían de forma gratuita a los individuos. Para fomentar la inclusión financiera, las personas que no tienen una cuenta bancaria podrían abrir y mantener una cuenta en una oficina de correos u otra entidad pública, como una autoridad local. También sería fácil de usar, incluso para personas con discapacidad", apunta Bruselas. Y los comerciantes "de toda la zona del euro estarían obligados a aceptar el euro digital, excepto los comerciantes muy pequeños que optan por no aceptar pagos digitales (ya que el costo de establecer una nueva infraestructura para aceptar pagos en euros digitales sería desproporcionado)".

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