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El inquietante discurso de la presidenta del BCE sobre el "anonimato total" que ofrece el dinero efectivo

Reconoce que el BCE y la Comisión Europea quieren una mayor vigilancia de los movimientos económicos de familias y empresas.

Reconoce que el BCE y la Comisión Europea quieren una mayor vigilancia de los movimientos económicos de familias y empresas.
Lagarde admite los objetivos del 'euro digital' | EFE

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, pronunció el pasado mes de noviembre un discurso sobre el proyecto de desarrollar un "euro digital". Su intervención fue emitida en el marco de una conferencia coordinada por el Banco Internacional de Pagos (BIP). Aunque su contenido pasó inadvertido entonces, debido al carácter técnico de la jornada, el vídeo de Lagarde ha empezado a generar mucho revuelo casi un mes después de su emisión original, conforme un mayor número de personas han podido visualizar el mensaje de la política francesa.

La idea del "euro digital" lleva tiempo encima de la mesa. Al igual que hoy tenemos una moneda única europea plasmada en monedas y billetes, lo que propone el BCE es emitir una divisa digital, que serviría como medio de pago electrónico. La propia institución señala que "al ser emitido por el banco central, sería distinto del dinero privado", en clara referencia al desarrollo de criptodivisas como Bitcoin.

Quien fuera ministra de Economía de Francia reconoce en su alocución al BIP que "el 43% de los europeos encuestados han citado que su principal preocupación ante el "euro digital" sería la de la privacidad". Es evidente, pues, que los propios ciudadanos del Viejo Continente consideran que este proyecto puede acelerar la desaparición del dinero en efectivo y generar un entorno de pagos sujeto a mucho más control por parte del Estado. En este sentido, la creciente supervisión de los pagos en efectivo y de los movimientos bancarios serían una buena demostración de esa tendencia hacia un control mucho más intenso de lo que hacen las personas con su dinero.

Sobre esta cuestión, Lagarde admite que, habida cuenta del recelo de los ciudadanos europeos, "el atractivo del euro digital depende de nuestra capacidad de garantizar un alto estándar de calidad en lo referido a la privacidad de los usuarios. Sin embargo, el anonimato total, como el que ofrece el efectivo, no es, en mi opinión, una opción viable". De modo que la propia presidenta del BCE admite que su visión del hipotético "euro digital" pasaría por un mayor control de los movimientos económico-financieros de las empresas y las familias.

De modo que la idea del anonimato en las relaciones económicas privadas "sería contrario a otros objetivos de política pública, como por ejemplo el reto de garantizar el cumplimiento con las normas contra el blanqueo de capitales o la lucha contra la financiación del terrorismo. Además, también haría imposible limitar el uso del euro digital como forma de inversión, lo que obligaría a establecer umbrales a partir de los cuales sería necesario conocer la identidad de los usuarios".

La ex presidenta del Fondo Monetario Internacional explica a este respecto que "junto con la Comisión Europea, el BCE está buscando un equilibrio adecuado entre el valor social de la privacidad y el interés público en prevenir actividades ilícitas (…). Aunque existen principios como la libertad contractual y la competencia, no tendría sentido emitir una moneda que no sea establecida como la de curso legal solamente porque circula electrónicamente (…). Es momento de enviar una fuerte señal de apoyo político. Nuestra fuerza debe ayudarnos a trabajar hacia esa visión común de un euro digital como la mejor manera de gestionar la transición a la era digital. El BCE estará presente y hará lo que se espera de él".

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