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Por mucho que el Gobierno y sus palmeros insistan en que la economía española va "como una moto", la crisis es real y ya llega al bolsillo.

¿Por qué la crisis económica en España es real pese a la euforia de la izquierda?

Por mucho que el Gobierno y sus palmeros insistan en que la economía española va "como una moto", la crisis es real y ya llega al bolsillo.

La decimocuarta legislatura toca a su fin y lo hace dejando la economía española en una situación de debilidad enorme y generalizada. Además, los problemas económicos, en esta ocasión se han extendido a toda la población después de sufrir la peor caída de salarios reales y poder adquisitivo que se recuerda en tan poco tiempo.

Sin embargo, tanto el PSOE como sus socios de legislatura, como Sumar (Podemos), ERC y Bildu, insisten en que el desempeño económico es muy bueno. No sólo eso. No falta quien tacha de "cenizo" a cualquiera que trate de enfatizar los problemas que aqueja nuestra economía con el argumento de que los restaurantes y hoteles están llenos: "¿Pero dónde está la crisis si es imposible coger mesa en un restaurante o reserva en el hotel de la playa?".

Pues bien, pese a que no exista una sensación generalizada de crisis, los números son elocuentes y hablan por sí solos:

En esta legislatura España ha sido el país que peor desempeño económico ha tenido de toda la Unión Europea. España ha conseguido un avance del PIB desde 2019 del 0,4%, la mitad que la media de la UE y muy lejos de países como Irlanda que ha logrado un incremento del Producto Interior Bruto del 9,3%.

Esto se ha traducido en un empobrecimiento real de la población muy importante, el peor de la UE, con 6,6 puntos de renta per cápita menos en los últimos cuatro años.

En paralelo, el Gobierno no ha dejado de gastar. Así, en 2018 la deuda pública no alcanzaba el 100% del PIB en 1,2 billones de euros. Actualmente, la deuda pública se ha incrementado en más de 300.000 millones de euros hasta los 1,543billones y el 113%.

Precisamente este descontrol en el gasto público se ha visto agravado por peores condiciones al tejido productivo, abrumado de regulación y nuevos impuestos, lo que debilita a nuestras empresas frente a sus homólogas europeas en materia de competitividad en costes.

Este comportamiento en el gasto no facilita que la inflación que sufre la zona euro deje de ejercer su influencia en España. En esta legislatura se ha disparado la inflación, pasando la subyacente de estar por debajo del 1% (e incluso en el 0% como sucedió en abril de 2021) al entorno del 6% en el que se mueve ahora.

Y todo aderezado por una inestabilidad financiera fruto de la tensión al alza de los tipos de interés, y el efecto que esto produce sobre los precios de la financiación.

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