Los expertos en la vertiente empresarial del mundo del tenis coinciden a la hora de señalar un problema central que afecta tanto al circuito femenino como al masculino: a saber, la infravaloración de los derechos audiovisuales del deporte de la raqueta en comparación con otras disciplinas que tienen menos audiencia y popularidad, pero hacen mucha más caja con la televisión.
La NFL factura 10.000 millones al año por este concepto. La Premier League, la NBA y la MLB se mueven entre los 5.000 y los 8.000 millones por ejercicio. Los derechos de La Liga, la Champions League, la NHL o la Bundesliga oscilan entre los 2.000 y los 5.000 millones. La MLS, la Ligue 1, la Serie A y otras competiciones manejan entre 1.000 y 2.000 millones por temporada. Sin embargo, la suma de los torneos ATP y WTA con los cuatro grandes Grand Slam genera apenas 700 millones. Negociar por separado y mantener formatos propios del siglo XX tiene un coste muy alto para el deporte de la raqueta.
A la vista está, pues, que el mundo del tenis no está rentabilizando todo su potencial. La ATP se ha propuesto elevar su facturación extendiendo la duración de los torneos y mejorando el atractivo de los horarios para ajustarlos a las franjas de mayor audiencia. La WTA también ha movido ficha en la misma dirección. Esto explica, por ejemplo, la mayor duración de los torneos con categoría Masters 1000 como el Mutua Madrid Open.
Sin embargo, alargar las competiciones es solamente un parche. Puede generar más ingresos de taquilla y de televisión, pero no de forma significativa, porque la mayor duración de los cuadros se produce a base de incluir más partidos clasificatorios o de primeras rondas, cuyo valor económico es mucho menor. Es por eso que las principales estrellas del circuito insisten en que el modelo actual requiere de cambios más profundos.
Los saudís entran en juego
En medio de ese debate por conseguir más ingresos, cada vez se habla más de la entrada de Arabia Saudí en el accionariado de la ATP. Estos rumores han sido confirmados por los responsables de la organización en las páginas del Financial Times. Además, el país del Golfo viene de inyectar 1.000 millones en el golf, en línea con otras inversiones de peso en otros ámbitos como el fútbol, el pádel o la lucha libre.
De momento, ya se ha anunciado que las NextGen ATP Finals pasarán a disputarse en Arabia Saudí y abandonarán su tradicional sede milanesa. Esta decisión puede ser la antesala para el traslado de la Copa de Maestros a suelo árabe, un traslado que podría concretarse en 2025, cuando expire el actual acuerdo que vincula dicho torneo a la ciudad de Turín. Asimismo, se habla también de la creación de un nuevo torneo Másters 1000 que se celebraría igualmente en Arabia Saudí a cambio de una millonaria inversión en el deporte de la raqueta.
Los críticos con esta fórmula hablan de sportswashing, es decir, de una estrategia de "blanqueamiento" que pretende mejorar la imagen de Arabia Saudí en el mundo a base de vincular al país árabe con deportes que gozan de gran aceptación social a nivel mundial.