Uno de los mantras más extendidos en los últimos meses por el Gobierno -y buena parte de la izquierda- es que la subida de precios registrada desde 2021 es culpa de las empresas, puesto que han aprovechado el actual contexto inflacionario para disparar su margen de beneficios a costa del bolsillo de las familias.
Curiosamente, el relato que emplea el Ejecutivo ha cambiado en estos dos años. Primero, la culpa era de Rusia por la invasión de Ucrania; y después el chivo expiatorio han sido las empresas. Pero lo cierto es que ni uno ni otro. La inflación empezó a subir con fuerza antes del conflicto bélico. La guerra empezó a principios de 2022 y España cerró 2021 con una inflación del 6,5%. La subida generalizada de precios a nivel internacional arrancó a mediados de 2021, meses antes de la invasión ucraniana.
Y tampoco es cierto que las empresas sean responsables de la inflación, tal y como insiste ahora en señalar la izquierda. Cada subida mensual de precios es acompañada de una denuncia por parte del Gobierno y sus agentes. El mal dato de julio, por ejemplo, fue aprovechado por la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, para señalar a los empresarios y advertir de que "hay que actuar sobre los márgenes empresariales y proteger a la ciudadanía". "Actuar sobre los márgenes" significa subir aún más los impuestos.
La subida de la inflación, derivada del precio de los carburantes y los alimentos, afecta especialmente a quienes menos tienen.
Desde antes de la pandemia los alimentos han subido un 31%. Hay que actuar sobre los márgenes empresariales y proteger a la ciudadanía. https://t.co/XWFXXZgM3s
— Yolanda Díaz (@Yolanda_Diaz_) August 11, 2023
Por su parte, el mal dato de agosto, con un repunte del 2,6% interanual, ha servido de excusa a UGT para criticar la "estrategia de grandes beneficios a costa de la clase trabajadora", una estrategia que, según el líder sindical Pepe Álvarez, se basa "en la continua elevación de los precios finales, a pesar de la moderación de los costes salariales".
"En este país las empresas están ganando mucho dinero, lo estamos viendo cada día". Y puesto que la culpa es de los malvados y avariciosos empresarios, la solución, según este sindicato, es "desplegar medidas que contengan y limiten los beneficios desorbitados en algunos sectores", al tiempo que se suben salarios.
Los estudios y datos al respecto, sin embargo, desmienten por completo este argumento. No. El aumento de los beneficios no es la causa de la inflación, sino una de sus consecuencias. Y el hecho de que hayan aumentado los beneficios no significa que hayan subido los márgenes empresariales.
Trasladan el aumento de costes a precios
Lo que ha hecho la inmensa mayoría de empresas es trasladar el incremento de costes al precio final de sus bienes y servicios para no perder dinero. Pero eso no significa que se hayan aprovechado de la crisis inflacionaria para aumentar sus márgenes y, de este modo, disparar sus beneficios en términos reales. Esto, al menos, es lo que demuestra un reciente informe del Banco de España (BdE) que analiza la traslación de precios desde mediados de 2021.
Las empresas han subido precios, sí, pero para compensar el aumento previo de sus costes, incluyendo energía, materias primas y sueldos. Y, además, esa traslación no se ha producido por igual. Las compañías, en promedio, trasladaron a sus precios de venta una parte "sustancial" del aumento de sus costes de producción en 2022, aunque no de manera igualitaria, pues en algunos sectores esta traslación al alza "habría sido más lenta".
El "fuerte" incremento del precio de la energía y de otras materias primas en la segunda mitad de 2021 y buena parte de 2022 implicó un aumento "notable" de los costes de producción de las empresas, que trasladaron una parte relevante de este aumento a sus precios de venta, pero en ningún caso de manera heterogénea.
Según el BdE, "los resultados indican que en la mayoría de los principales sectores económicos se habría producido una traslación muy elevada, prácticamente completa (en términos absolutos), tanto en el período corto (respecto a 2021) como en comparación con la situación existente en 2019". Es decir, que las empresas, en general, han subido los precios tanto como sus costes unitarios para evitar perder dinero.
La línea diagonal del gráfico refleja la traslación total (los precios de venta aumentan en la misma cuantía que los costes unitarios). La mayoría de sectores rondan la diagonal. Los que están por encima suben precios en mayor cuantía que costes y los que están por debajo, al revés, suben precios en menor cuantía que costes. Los únicos que han subido precios por encima de costes de forma destacada son el sector de la energía eléctrica, el gas y el refino de petróleo. Estos son, básicamente, los sectores más beneficiados por la actual coyuntura.
Subir precios no significa aumentar márgenes
Sin embargo, el propio Banco de España advierte en su informe que, al tratarse de una traslación en términos absolutos y no relativos, y en un contexto de inflación generalizada como el actual, el hecho de que las empresas suban precios en igual cuantía que los costes no significa que eleven sus márgenes de beneficios. Más bien al contrario. "En un contexto de aumentos de los precios de venta, cuando se produce una traslación absoluta completa el margen sobre ventas cae", advierte.
Otro estudio más detallado elaborado por Funcas confirma esta hipótesis. Una encuesta realizada a 500 empresas con sede en Aragón concluye que "un porcentaje significativo de empresas no traslada el incremento de costes a incremento de precios, al menos instantáneamente y, entre las que sí lo hacen, el incremento medio de precios es menor al incremento medio de costes". De este modo, "las empresas de la muestra soportan en promedio un descenso en sus márgenes de beneficios".
A este respecto, cabe señalar que el margen neto de las empresas se hundió durante la crisis del coronavirus para, luego, recuperarse, pero sin llegar a alcanzar los niveles prepandemia. En concreto, el margen empresarial neto en 2022, analizado por sectores institucionales, se situó en el 18,6% del valor añadido bruto (VAB) de la economía española, esto es 1,5 puntos por debajo del margen neto en 2019, según indica Funcas.
Y lo mismo concluye el BdE en otro reciente informe con los últimos datos disponibles de Contabilidad Nacional (agregados, no por sectores). "Los márgenes empresariales habrían repuntado en el primer trimestre de 2023, si bien el margen sobre ventas aún se encontraría por debajo del nivel que registraba en 2019".
Los beneficios no causan la inflación
Pese a todo, la Gobierno y sindicatos insisten en repetir el manido mantra de que las empresas son las responsables de la subida de precios, cuando los datos, al menos en España, indican lo contrario. Y para ello se escudan en otro reciente estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI), con datos globales -no específicos de España-, que, a la vista de los resultados obtenidos, es evidente que no se han parado a leer, tal y como explica el economista Juan Ramón Rallo.
El FMI concluye, por un lado, que la inflación de los dos últimos años se ha traducido en un 45% en aumento de beneficios empresariales, otro 40% en encarecimiento de las importaciones y un 15% en subida de salarios. Pero la clave es que este aumento de beneficios no es la causa, sino la consecuencia de la subida de precios. Es decir, primero suben los precios y después aumentan los beneficios, no al revés.
Y, por si fuera poco, los economistas del FMI también advierten de que ese aumento de beneficios no necesariamente implica un incremento de sus márgenes empresariales. En definitiva, lo que muestran estos y otros estudios es que el relato de la izquierda sobre el origen de la inflación no se sostiene en evidencias empíricas.