Pese al discurso triunfalista del Gobierno, agosto ratifica la desaceleración del mercado laboral. El paro baja casi la mitad que en el mismo mes del pasado año (-221.540 en 2023 vs -409.675 en 2022), hasta un total de 2,7 millones de personas; la creación de empleo se ralentiza -desde abril de 2022, que el incremento fue del 5% (+963.782), se ha reducido casi mensualmente hasta el 2,76% actual-; se siguen perdiendo autónomos (-10.945); y siguen cerrando empresas (-1.336).
Pero, más allá de los datos concretos de uno u otro mes, el mercado de trabajo presenta una serie de agujeros negros que se mantienen a lo largo del tiempo y que reflejan a la perfección los graves problemas que padece el país a nivel laboral.
España sigue a la cabeza del desempleo de Europa. Con datos de Eurostat, correspondientes al pasado mes de julio, la tasa de paro general duplica la media comunitaria (11,6% vs 5,9%); pero también lidera el paro juvenil (27% frente al 13,9% de la UE); y es el segundo país con mayor paro femenino (13,2%), más que duplicando la media europea (6,2%).
Y eso sin contar que las cifras oficiales de desempleo están desvirtuadas por la falta de transparencia del Gobierno. La ministra de Trabajo en funciones, Yolanda Díaz, continúa incumpliendo el compromiso adquirido el pasado enero de facilitar el desglose de los fijos discontinuos que están inactivos para poder conocer el paro real. Hasta el momento, el último dato disponible es de 443.078 fijos discontinuos inactivos a cierre de 2022 (no trabajan, pero no figuran como parados).
Asimismo, si bien la Seguridad Social registra más cotizantes, en realidad hay menos trabajo, de modo que se está troceando el empleo. El número de afiliados ronda los 20,7 millones, pero, según la Contabilidad Nacional, el volumen de horas trabajadas en el segundo trimestre del presente año es inferior al del primer trimestre de 2019.
Esto refleja la precariedad del empleo creado: hay más personas trabajando, pero menos horas trabajadas. Se contrata para trabajar menos horas y es posible que muchos trabajadores tengan varios trabajos para completar una jornada completa. Igualmente, la contratación indefinida de los fijos discontinuos tiene un porcentaje de bajas muy elevada, lo que se traduce en una alta rotación (los contratos indefinidos son, en realidad, bastante efímeros).
Por otro lado, el empleo público crece a un ritmo mucho mayor (+20,4%) que el privado (+7,3%). Desde que gobierna Sánchez, los dos colectivos más sensibles al incremento del salario mínimo (SMI) han perdido empleo: el régimen agrario ha perdido 148.883 empleos (-18,9%) y el de empleados del hogar -45.434 empleos (-10,8%).
Y, por si fuera poco, España también pierde tejido productivo, ya que desde la pandemia hay 34.578 empresas menos en los registros de cotizantes de la Seguridad Social y 60.600 menos desde que gobierna Sánchez.