Algo no funciona en el mercado laboral de España. A diferencia de otros países, donde la escasez de mano de obra coincide con la existencia de reducidas tasas de paro, en España sucede justo lo contrario. La economía nacional lidera el desempleo de la UE, con una tasa de 11,6%, y, sin embargo, el número de vacantes se sitúa en máximos.
En concreto, España registra en la actualidad unas 150.000 ofertas de empleo que están sin cubrir, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). De hecho, esta cifra podría ser incluso "notablemente superior, debido a la complejidad de poder medir dicha problemática especialmente entre las pequeñas y medianas empresas españolas", según el informe El reto de las vacantes en España publicado este lunes por Cepyme.
En 2023, y por primera desde que se elabora esta estadística, hace ahora diez años, existe aproximadamente una vacante laboral por cada 100 asalariados. La patronal de pequeñas y medianas empresas indica que el 71% de las pymes tiene problemas para cubrir las vacantes de empleo.
La escasez de mano de obra afecta a todos los sectores y a casi todas las ramas de actividad, desde el sector primario hasta el terciario, de modo que se trata de un problema bastante generalizado. Pero presenta una mayor intensidad en las profesiones técnicas, centradas en servicios, si bien se extiende igualmente a la industria y la construcción.
Las causas de este desacople entre oferta y demanda de empleo son diversas, según Cepyme. Entre ellas, "la despoblación, el soporte familiar, y en algunos casos los subsidios, reducen la urgencia por la colocación", así como la ineficacia de los Servicios Públicos de Empleo (Sepe) en la intermediación laboral, dado que colocan a menos del 5% de los demandantes de trabajo.
Aunque el principal problema es "la formación", debido a una "educación pobre en perfiles tecnológicos, técnicos, o poco habituada a la formación continua". Y prueba de ello es que ocho de cada diez empresas no encuentran personal de la cualificación demandada para el puesto.
Por un lado, España tiene menos población joven. El envejecimiento y la prolongación de los años dedicados al estudio ha hecho que el número de jóvenes que trabajan o buscan empleo bajara un 31% desde 2003. Eso equivale a la pérdida de 761.000 jóvenes del mercado laboral, a una media de 38.000 jóvenes cada año (o casi 3.200 por mes durante los últimos 20 años).
Además, España, a diferencia de otros países, tiene una mayor proporción de universitarios que, sin embargo, no se forman en las ramas más demandas por las empresas, como son las carreras de ingenierías y técnicas. Como resultado, España tiene una mayor proporción de personas con educación terciaria que realiza tareas no cualificadas.
Las consecuencias de esta particular brecha entre demanda y oferta de empleo se traducen en una menor producción y un grave estancamiento de la productividad, según dicho informe.
Dificulta la plena utilización de los bienes de equipo, reduce las posibilidades de relevo generacional en las empresas familiares, obstaculiza el crecimiento de las pymes e incluso produce cierres de empresas, pérdida de proyectos y una diáspora del tejido productivo de las zonas despobladas hacia las más dinámicas, sin que ello evite que también se produzcan vacantes en las provincias con mayor actividad económica, concluye.
Por ello, Cepyme recomienda más colaboración público-privada para paliar el problema de la escasez de mano de obra, junto con una acción decidida desde todos los Ministerios implicados tendente a cerrar la brecha entre la oferta y la demanda de puestos de trabajo.