El Gobierno vuelve a vender optimismo. Han bastado dos datos conocidos en las últimas horas para retomar, una vez más, el habitual discurso triunfalista en materia económica por boca de la ministra del ramo, Nadia Calviño.
Tras la última revisión del Instituto Nacional de Estadística (INE), que elevó el crecimiento registrado en 2021 y 2022, España recuperó el nivel de PIB previo a la pandemia el pasado año. En concreto, el PIB avanzó un 6,4% en 2021 (0,9 puntos más de lo estimado hasta ahora) y un 5,8% en 2022 (0,3 puntos más). La recesión de 2020, sin embargo, se mantuvo en el 11,2%, apenas una décima menos de los previsto anteriormente, siendo el mayor desplome económico de la historia reciente del país.
Lo que no cuenta el Gobierno es que por mucho que España haya crecido más en los dos últimos años, sigue protagonizando la recuperación más débil y lenta de Europa. Mientras que el PIB nacional a cierre de 2022 fue similar al de 2019, la media de las economías europeas se situaba un 3,1% por encima.
El segundo dato positivo al que se agarra el Gobierno es la revisión al alza de la previsión de crecimiento para España que anunció ayer la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Según la nueva estimación de este organismo, el PIB de España crecerá un 2,3% este año y otro 1,9% el siguiente, por encima de la media de zona euro.
La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos aprovechó para destacar que tanto la OCDE como la Comisión Europea "prevén que España sea la economía que más crezca en la UE" y, de las grandes economías del euro, "la que más crezca el año que viene". Y Calviño añadió que, "en un contexto de ralentización económica a nivel europeo e internacional, la economía española destaca por la fortaleza de su crecimiento y la contención de la inflación y, por tanto, se confirma que nuestra política económica funciona y nos permite tener una perspectiva relativamente positiva en este contexto de rápida subida de los tipos de interés".
Paro, pobreza y regresividad
Hasta aquí el triunfalismo del Gobierno. Ahora bien, ¿qué dicen los datos? Además de que España ha experimentado el menor crecimiento de Europa en los últimos años y una de las mayores pérdidas de poder adquisitivo, la economía nacional sigue liderando el paro, al tiempo que la población se ha empobrecido.
La brecha de paro con respecto al resto de Europa, lejos de estrecharse, se ha agrandado hasta 7,4 puntos de diferencia en 2022, frente a los 6,3 puntos que registraba en 2019. Y lo mismo con respecto a la zona euro: 6,5 puntos de brecha en 2022 versus 6,4 en 2019, tal y como revela un informe de la consultora Freemarket.
Asimismo, la tasa de paro juvenil se mantiene muy alta, a la cabeza de Europa, y el diferencial también ha empeorado: 17,2 puntos en 2022 versus 16,2 en 2019 con relación a la UE, y 17,5 puntos en 2022 versus 17,2 en 2019 en relación a la zona euro.
Ante estas cifras, el Gobierno de Pedro Sánchez se ha esforzado en los últimos años por vender a la opinión pública la puesta en marcha de un supuesto "escudo social" para paliar los efectos de la recesión, el paro y la inflación. Pero los datos, unos vez más, evidencian que el citado "escudo" ni es tan "escudo" ni es tan "social",
La pobreza real, medida bajo el indicador de Carencia Material Severa que elabora el INE, se disparó a raíz de la pandemia y mantuvo su tendencia alcista hasta 2022. El pasado año, el número de pobres existente en España se situó más de 3 puntos por encima del que existía a inicios de la presente legislatura y por encima del punto máximo alcanzado en 2014, durante la llamada Gran Recesión.
Analizando por conceptos, las carencias económicas que atraviesan las familias también han empeorado de forma significativa con respecto a 2019 e incluso 2020, en plena pandemia.
Con estos datos no es de extrañar que España cerrara 2022 siendo el cuarto país de la UE con un mayor porcentaje de personas en riesgo de pobreza o exclusión social, con un 26% de la población, tan sólo superado por Rumanía, Bulgaria y Grecia.
Igualmente, el número de españoles con muchas dificultades para llegar a fin de mes es superior a finales de 2022 al existente al inicio de la legislatura (0,9 puntos) y el porcentaje de familias en esa situación equivale a casi el 50% del total.
Esto demuestra, entre otras cosas, "la ineficacia y regresividad de la política gubernamental", según destaca la citada consultora. Y es que "los principales beneficiarios de las ayudas sociales arbitradas por el Ejecutivo han sido los grupos con niveles de rentas más altos".
En concreto, el 20% de las personas con mayores ingresos han recibido más del 30% del total de las transferencias sociales distribuidas por el Gobierno desde 2020, incluyendo prestaciones y pensiones. El 20% de las personas más pobres, por el contrario, tan sólo percibió el 12% de dichas transferencias.
De este modo, España ostenta junto a Italia, Grecia y Luxemburgo el liderazgo de una política redistributiva con efectos más regresivos para sus hipotéticos destinatarios. Las transferencias recibidas por los individuos y familias ubicadas en los quintiles inferiores de la distribución de la renta (las más pobres) están 12 puntos por debajo de las percibidas por quienes ocupan esa misma posición en la media de la UE, mientras las obtenidas por los situados en los tramos superiores (las más ricas) están 12 puntos por encima de las logradas por sus homólogos en el promedio europeo.