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Las 'paguitas', el problema oculto de la escasez de trabajadores en España

Muchos bares y comercios no encuentran personal porque el candidato quiere cobrar en B para no perder la ayuda pública.

Muchos bares y comercios no encuentran personal porque el candidato quiere cobrar en B para no perder la ayuda pública.
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social en funciones, Yolanda Díaz | Europa Press

España sufre una gran paradoja. Con una tasa de paro del 11,6%, la más alta de la UE, muchas empresas tienen grandes dificultades para encontrar personal. De hecho, el número de puestos vacantes supera ampliamente los 150.000 y se sitúa en máximos desde que existen registros (la estadística de vacantes arranca en 2013).

La patronal de pequeñas y medianas empresas (Cepyme) acaba de publicar un informe que pone cifras concretas y causas concretas a este particular fenómeno. En conversación con Libre Mercado, su responsable de estudios, Diego Barceló, explica que la escasez de personal es un problema general, dado que afecta al 71% de las empresas y a todo tipo de empleo, aunque por diversas razones.

"Los cuatro sectores más afectados son Información y Comunicaciones, Finanzas y Seguros, Transportes y Actividades Profesionales. Todos recordamos los anuncios en el metro de un gran banco digital que ofrecía 10.000 euros a quien le presentara programadores. Una prueba incontestable del problema del que estamos hablando", aclara Barceló.

Además, las dificultades son aún mayores en el caso de las pymes porque "las empresas más grandes son las que pueden pagar los mayores salarios". El salario medio en las empresas grandes es 2.200 euros y en las pequeñas de 1.620 euros. "Ante la falta de personal, las empresas pujan por los pocos candidatos disponibles. Y en esa puja tienen todas las de ganar las grandes empresas. Por eso este es un problema que, aunque golpea a todas las empresas, es más grave para las empresas pequeñas", añade.

Una de las razones que explica el exceso de vacantes en España es la formación. Según Barceló, "el problema no es necesariamente que los programas educativos estén mal o que en nuestras universidades y centros de FP se enseñe mal. Por el contrario, creemos que hay excelentes universidades y profesores. El problema radica, más bien, en las carreras que estudian los jóvenes". Y es que "España es de los países de la UE con mayor proporción de estudiantes de Artes y Humanidades, y con menor porcentaje en Ingenierías y Arquitectura".

Si a ello se suma la reducción de la población joven (de 16 a 24 años, ahora son un 10% menos que hace 20 años) y su mayor inactividad (en 2003, la tasa de actividad de los jóvenes era 48% y ahora es 37%), es "claro que hay perfiles que son como buscar una aguja en un pajar: hay menos jóvenes, quieren trabajar menos y, además, estudian filología en lugar de ingeniería informática, por dar un ejemplo", explica el economista.

Todo esto lleva a la frustración de muchos jóvenes. "En España, un 14,4% de los graduados de educación terciaria realiza trabajos no cualificados; eso es el doble o más que Francia, Alemania, Holanda e incluso Portugal", concluye Barceló.

"Nos piden cobrar en negro"

Sin embargo, la formación, el envejecimiento o la despoblación no son las únicas causas que explican la escasez de personal. Según fuentes empresariales que prefieren mantener el anonimato, la concesión generalizada e incondicional de ayudas y prestaciones de todo tipo están desincentivando la búsqueda activa de empleo.

Lo que pasa en muchos casos es que el parado no tiene necesidad de trabajar, de modo que opta por quedarse en casa. Bares y pequeños comercios que buscan personal reciben candidatos que ponen, básicamente, dos condiciones: "Cobrar en B para no perder la ayuda y trabajar a media jornada porque como tengo la ayuda no necesito trabajar todo el día".

El problema, según numerosos empresarios, es que el Estado, "en lugar de ayudar temporalmente a quien atraviese un momento complicado, da ayudas permanentes por no trabajar". Además, una vez concedida la ayuda o prestación, el Servicio Público de Empleo (SEPE) no controla si los beneficiarios buscan o no trabajo. Y tampoco reciben penalización alguna si rechazan alguna oferta de empleo. "Es como si el SEPE no existiera", denuncian Todo ello acaba fomentando la economía sumergida.

Lucha por el personal

Esta situación tiene consecuencias económicas. Muchas empresas tienen que rechazar pedidos o contratos por falta de personal. Y, en el peor de los casos, hay compañías que están cerrando, también por la falta de relevo generacional.

Las que pueden pagan mayores salarios y mejoran las condiciones, pero hay pymes que, antes de cerrar o perder negocio, se ven obligadas a captar personal de la competencia, lo que genera una situación de inestabilidad general en la que todos pierden: unos porque pierden el personal; otros porque tienen que pagar más de lo previsto y porque saben que el personal así contratado puede irse a otra empresa en cualquier momento; otras financian la formación de candidatos potenciales; y hay quien busca empleados en el exterior…

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