Poco o nada ha cambiado. España sigue siendo el patito feo de Europa en materia económica, a pesar de la revisión al alza del PIB. La economía nacional recuperó el nivel de riqueza previo a la pandemia en el tercer trimestre de 2022 y, en la actualidad, el PIB se sitúa dos puntos por encima del cierre de 2019, según los datos actualizados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
La recesión de 2020 fue del 11,2% (0,1 puntos menos), lo que sigue suponiendo la mayor recesión de la historia reciente de la economía española y una de las más intensas del mundo desarrollado (OCDE), mientras que la recuperación posterior fue mayor de la estimada anteriormente, con crecimientos del 6,4% en 2021 (0,9 puntos más) y del 5,8% en 2022 (0,3 puntos más).
Sin embargo, pese a esta mejora, España se mantiene a la cola de la recuperación económica de la UE. La mayoría de países europeos se recuperaron un año antes que España, en el segundo semestre de 2021. Y la economía nacional es la cuarta de Europa que menos ha crecido desde finales de 2019, apenas 2 puntos, tan sólo por delante de Chequia, Alemania y Francia, muy por debajo de la media de la UE (+3,1%).
Además, el crecimiento de España muestra algunas señales preocupantes. El PIB avanzó un 0,5% entre abril y junio, una décima menos que en el trimestre anterior, según la Contabilidad Nacional que publicó el INE el pasado viernes. Y apenas creció un 2,2% interanual, dos puntos por debajo del dato registrado en el primer trimestre, siendo la tasa más moderada desde el primer trimestre de 2021, debido a la pérdida de fuelle del sector exterior.
Las exportaciones e importaciones entraron en tasas negativas, mientras que la inversión pisó algo el freno. Así pues, el consumo, tanto público como privado, fue lo que impulsó la actividad económica. En concreto, el consumo de los hogares creció un 0,9% entre abril y junio, seis décimas más que en el primer trimestre, en tanto que el gasto público avanzó un 1,6%, frente al retroceso del 0,5% del trimestre previo.
En el último año, la demanda nacional aportó 2,3 puntos al crecimiento del PIB, mientras que la demanda externa restó una décima. Pero lo relevante es que, básicamente, el consumo público ha sido el que ha tirado de la demanda. El consumo de los hogares moderó su crecimiento interanual cuatro décimas en el segundo trimestre, hasta el 2,2%, mientras que el gasto público aceleró su avance casi tres puntos, hasta el 4,1%, su mayor aumento en dos años.
Y si se echa la vista atrás, siendo el PIB dos puntos superior al registrado en 2019, se observa que el consumo público se sitúa hoy 9 puntos por encima de su nivel pre-pandemia, mientras que la inversión se mantiene 1,8 puntos por debajo.
En resumen, la economía española se mantiene a la cola de la recuperación de Europa; el crecimiento del PIB se está frenando en los últimos meses; el sector exterior registra tasas negativas; el consumo público crece con fuerza; y la productividad retrocede.