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España regala a los palestinos casi 900 millones de euros en ayudas y subvenciones

El Gobierno de Sánchez compromete 100 millones de euros en ayuda a Palestina entre 2020 y 2024 con la excusa de la Agenda 2030.

El Gobierno de Sánchez compromete 100 millones de euros en ayuda a Palestina entre 2020 y 2024 con la excusa de la Agenda 2030.
Terroristas de Hamás. | Cordon Press

Cerca de 900 millones de euros. Esta es la cifra oficial de Ayuda al Desarrollo (AOD) que España ha concedido a los palestinos en las últimas tres décadas a través de los diferentes programas de Cooperación ejecutados y coordinados desde el Estado.

La presencia de la Cooperación Española en Palestina arranca en 1994, con la firma en Túnez del "Memorando de Entendimiento relativo a la Cooperación Hispano-Palestina", que ha estado acompañado por un constante apoyo financiero por parte de las Administraciones Públicas.

Así, entre 1994 y 2018, la financiación española superó los 777 millones de euros, destacando especialmente el período comprendido entre 2008 y 2010, bajo el Gobierno del expresidente Rodríguez Zapatero, cuando España se convirtió en el primer donante Europeo y el tercero en términos absolutos de Palestina (en referencia a Jerusalén Este, Cisjordania y Gaza).

El estallido de la crisis económica que sufrió España en esos años se tradujo en una importante reducción de las ayudas, hasta el punto de representar en 2013 un sexto del volumen registrado en 2010. Sin embargo, la concesión de fondos públicos ha ido creciendo desde entonces.

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El anterior Marco de Asociación País (MAP) entre España y Palestina, correspondiente al período 2015-2019, incluía un volumen de ayuda oficial superior a los 100 millones de euros. El 70% de dichos fondos fueron gestionados por el Gobierno central. El 30% restante corresponde a Cooperación Descentralizada y Universidades, destacando las aportaciones de las Comunidades Autónomas de Andalucía y País Vasco, seguidas de Cataluña y Comunidad Valenciana.

Y en cuando a los receptores del dinero, el 32% de las ayudas fueron gestionadas por ONGs, tanto palestinas y españolas como internacionales, un 25% por Organismos Multilaterales de Desarrollo a través de ayuda multi-bilateral, un 14% por instituciones vinculadas a las autoridades palestinas y un 16% se destinó a apoyo presupuestario, es decir, fondos gestionados directamente por el Gobierno Palestino.

Agenda 2030 en Palestina

Por su parte, el nuevo MAP 2020-2024 elaborado por el Gobierno de Pedro Sánchez incluye otros 100 millones de euros en ayudas a Palestina. La principal novedad en este caso es que la Cooperación Española se destinará, sobre todo, a la consecución por parte de los palestinos de algunos de los objetivos de la famosa Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

En concreto, este nuevo Marco de Asociación pretende, entre otros objetivos, mejorar la situación de las mujeres en el ámbito social, político y económico; contribuir a la creación de empleo y crecimiento económico "inclusivo"; proteger los "derechos humanos"; y desarrollar instituciones públicas "transparentes, participativas y eficaces sobre la base del respeto a las libertades democráticas y los derechos de las personas".

Así pues, el objetivo de este nuevo programa consiste en colaborar con Palestina "en la búsqueda de la paz, la igualdad de género, la viabilidad económica y la buena gestión pública y el respeto a los derechos humanos, con el objetivo de ver nacer una Palestina dueña, finalmente, de su destino", según explica el citado documento.

Para ello, el Gobierno palestino, que en este caso se divide entre la facción de Al Fatah en Cisjordania y de Hamás en Gaza, se compromete a "ofrecer a sus ciudadanos servicios básicos que garanticen una vida sana y plena"; "terminar con la pobreza"; "mejorar la seguridad alimentaria"; "acceso a servicios de salud de calidad"; "mejorar la calidad de la educación y facilitar la transición de los jóvenes de la educación al empleo".

Las autoridades palestinas también se comprometen a "terminar con la desigualdad eliminando las barreras estructurales que impiden la participación de las mujeres en la vida pública y económica"; proteger el medio ambiente y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero; ampliar el acceso al agua potable y a los servicios de saneamiento; o expandir la conexión eléctrica y el uso de fuentes de energía renovables.

Otra de las prioridades es "lograr la independencia económica" mediante políticas que contribuyan a reconstruir "los sectores productivos palestinos, especialmente la industria, la agricultura y el turismo, así como la reconstrucción del sector privado en Gaza". Según el documento elaborado por Gobierno de Sánchez, las autoridades palestinas van a "crear oportunidades de trabajo decente para todos", junto a un "ambiente favorable a la inversión extranjera" y "para los negocios".

Y todo ello, sin olvidar que "la principal prioridad del Gobierno palestino es crear las condiciones para el establecimiento de un Estado palestino independiente, caracterizado por la unidad nacional, un gobierno eficaz y centrado en sus ciudadanos, coexistiendo de manera pacífica con los países vecinos".

Violencia, miseria y represión

Sin embargo, tales objetivos chocan frontalmente con la realidad. Y es que, a pesar de las millonarias subvenciones y ayudas que han recibido las autoridades palestinas, estos territorios siguen siendo una de las zonas más violentas, miserables y reprimidas del mundo. Para empezar porque están gobernados por organizaciones terroristas como Hamás, que no dudan cometer atroces atentados contra la población civil de Israel y cuyo objetivo es barrer a los judíos del mapa.

Pero es que, además, no hay democracia; impera la sharía y no se respetan los derechos y libertades básicos del individuo, especialmente en el caso de mujeres y homosexuales; la renta per cápita es una de las más bajas del planeta, ocupando el puesto 169 del mundo, el desempleo supera el 23%; la pobreza extrema afecta a más de la mitad de la población; sus habitantes tienen un bajísimo nivel de vida; carecen de infraestructuras y de servicios públicos básicos; ocupa el puesto 117 de un total de 190 en cuanto a facilidad para hacer negocios; y la corrupción es un mal endémico.

Mención especial merecen las mujeres, que sufren con especial intensidad tanto el desamparo económico como la violencia, ya que la sharía establece por ley la desigualdad social e institucional de la mujer en la tenencia de bienes, en la participación social y en el acceso a los recursos. Así pues, a la vista de estos pobres resultados, de poco o nada han servido todas las ayudas que desde hace décadas ha destinado España a los palestinos.

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