El Plan Presupuestario de 2024 que el Gobierno acaba de remitir a Bruselas incluye una previsión de ingresos de 648.000 millones de euros, equivalente al 42% del PIB. Este es el volumen total de fondos que prevé recaudar el conjunto del sector público durante el próximo ejercicio, incluyendo impuestos, cotizaciones y tasas, entre otros recursos.
Se trata de un nuevo récord histórico y representa un aumento del 5,8% respecto a la previsión de cierre en 2023. Pero si se echa la vista atrás se observa que el crecimiento de los recursos que maneja el Estado se ha disparado bajo el mandato de Pedro Sánchez, gracias a la subida de impuestos y al efecto recaudatorio que ha tenido la elevada inflación en los dos últimos años.
Así, el sector público ingresó un total de 489.000 millones en 2019, equivalente al 39,2% del PIB, poco antes del estallido de la pandemia y del arranque de la presente legislatura. Es decir, bajo el mandato de Sánchez, el Estado ha disparado su recaudación en 159.000 millones de euros, un 32,5% más. Si se dividiera esta factura entre todos los españoles, el coste subiría de 10.400 a 13.800 euros por persona.
Asimismo, la presión fiscal, que es la suma de los ingresos tributarios y de las cotizaciones sociales, excluyendo otros recursos, superará los 595.000 millones de euros en 2024, equivalente al 38,6% del PIB. En 2019, hace apenas cuatro años, la presión fiscal rondaba los 432.000 millones, el 34,7% del PIB. Bajo el Gobierno de Sánchez, por tanto, la presión fiscal que soportan familias y empresas, ha crecido en 163.000 millones de euros, un 38%.
La presión fiscal en España, que llegó a situarse cerca del 30%, se ha disparado cuatro puntos porcentuales en apenas una legislatura y supera cada vez más a la media de la OCDE.
El gasto público, por su parte, rondará los 694.000 millones en 2024, el 45% del PIB, unos 167.000 millones más que en 2019, cuando representaba el 42% del PIB. El gasto total de las administraciones, por tanto, crecerá un 31,6% durante este periodo.