Tras el acuerdo "programático" de PSOE y Sumar para volver a gobernar en coalición, a falta del sí separatista, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz han anunciado los detalles del pacto. Una de las medidas estrella, largamente ansiada por la izquierda, ha sido la de acabar con los vuelos cortos en nombre del clima.
Según ha anunciado la vicepresidenta en funciones, Sumar y PSOE han pactado que "han de acabarse los vuelos con duración inferior a dos horas y media cuando haya alternativa en tren". En la práctica, eso supone acabar con los vuelos peninsulares, salvo excepciones.
"El tren está llamado a ser el transporte del siglo XXI", ha proclamado Yolanda Díaz. El documento con todas las medidas acordadas señala que "impulsaremos la reducción de los vuelos domésticos en aquellas rutas en las que exista una alternativa ferroviaria con una duración menor de dos horas y media". Incluye una excepción, que se sumaría a la de los vuelos a Baleares y Canarias: lo harán "salvo en casos de conexión con aeropuertos-hub que enlacen con rutas internacionales", lo que en principio dejaría fuera conexiones con aeropuertos como el de Madrid o Barcelona aunque está por ver cómo se articula la medida.
PSOE y Podemos proclaman en el pacto su intención de impulsar el tren "asegurando la conectividad en todo el territorio, consolidándolo como una alternativa más eficiente y menos contaminante". En su programa, Sumar ya incluía en su programa su intención de poner "límites" a los vuelos cortos. En el documento, reclamaba una "racionalización del transporte aéreo", tan denostado por el ecologismo, en favor del tren y la carretera y "limitar los vuelos en distancias que pueden ser sustituibles por tren".
La primera reacción de las aerolíneas ha llegado del presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), Javier Gándara, que ha resaltado cómo sin prohibición alguna en los últimos años ya se había producido "de manera natural" un trasvase de pasajeros del avión al tren en este tipo de trayectos, con cuotas de mercado del 80% e incluso del 90% en rutas como Madrid-Valencia.
Según Gándara, el peligro de esta medida es que afecte al porcentaje de viajeros que siguen optando por el avión y que lo hacen "fundamentalmente" porque se trata de pasajeros en conexión y que en caso de prohibición podrían seguir volando "pero a través de otros hubs europeos".
Gándara ha subrayado, además, "la limitada eficacia en carbonización" recordando las conclusiones de un estudio elaborado por el Colegio de Ingenieros Aeronáuticos, que cifraba en menos de un 1% las emisiones de aviación comercial que se evitarían al prohibir los vuelos domésticos. En su opinión, habría que optar por el "desarrollo de los combustibles sostenibles de aviación" y también hacer que los trenes de alta velocidad lleguen a los principales aeropuertos.