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El fármaco contra la obesidad que ya asusta a los supermercados: los clientes compran "menos" y con "menos calorías"

Las grandes compañías de snacks y bebidas vigilan de cerca el comportamiento del consumidor mientras sus acciones sufren en bolsa.

Las grandes compañías de snacks y bebidas vigilan de cerca el comportamiento del consumidor mientras sus acciones sufren en bolsa.
Barclays recomienda mantenerse alejado de acciones como PepsiCo. | Alamy

En un anterior artículo en Libre Mercado, abordamos cómo el negocio de los medicamentos anti-obesidad podrían cambiar para siempre el combate contra esta epidemia silenciosa que acecha a occidente. Concretamente, explicamos cómo la tirzepatida, un medicamento comercializado bajo el nombre Mounjaro para el tratamiento de la diabetes tipo II, aspira a convertirse en uno de las nuevas y definitivas soluciones para la pérdida de peso.

Pero, por el momento, el compuesto inyectable formulado por la estadounidense Lilly no ha obtenido aún la autorización, ni en Estados Unidos ni en Europa, para comercializarse específicamente en el tratamiento de la obesidad. Lo que no ha impedido, por cierto, que muchos doctores lo estén prescribiendo fuera de indicación.

El boom de Novo Nordisk

Pero existe otro fármaco, en este caso producido por la danesa Novo Nordisk, que ya lleva tiempo en el mercado y está impactando de lleno en la sociedad. Su nombre es Wegovy, está aprobado desde 2021 en EEUU y 2022 en toda la UE expresamente para tratar la obesidad y el sobrepeso, y se basa en una reformulación del popular fármaco para la diabetes Ozempic, cuyo principio activo es la semaglutida.

Desde hace semanas, decenas de informes y noticias hacen referencia a este medicamento mientras su popularidad crece como la espuma como una solución efectiva para perder peso sin la necesidad de intervenciones quirúrgicas ni dietas tan estrictas.

La farmacéutica danesa creadora de la solución está viviendo un auténtico boom con la comercialización de sus productos con semaglutida, los cuales representan ya el grueso de sus ventas. Por su parte, el valor de sus acciones se ha triplicado desde el 2021, lo que ha convertido a la compañía en la cotizada más valiosa de toda Europa y en una de las más rentables. De hecho, las últimas previsiones de crecimiento hablan de un aumento de ventas en Novo Nordisk de más de un 30% en un solo año y un incremento del beneficio operativo superior al 40%.

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Las acciones de Novo Nordisk se disparan.

Miedo en los supermercados y fabricantes de snaks

El boom de las soluciones farmacológicas para la pérdida de peso está empezando a registrar efectos palpables a nivel social y macroeconómico. Cientos de miles de personas, especialmente en Estados Unidos, ya comen menos gracias a sus tratamientos para la obesidad, y eso podría comenzar a afectar negativamente a los actores que no sepan adaptarse a la nueva realidad.

A principios de octubre, el gigante estadounidense de supermercados Walmart señaló los primeros impactos en su negocio. El CEO de la compañía en EEUU, John Furner, reconoció en una entrevista con Bloomberg que están empezando a percibir cambios en los patrones de consumo. "Definitivamente vemos un ligero cambio en comparación con la población total, vemos un ligero retroceso en la cesta de la compra", dijo refiriéndose a los consumidores que reciben estos tratamientos. De esta forma, aseguró que los clientes compran "menos unidades" de productos y "un poco menos de calorías".

La compañía, aunque alega que aún es pronto para extraer conclusiones definitivas, reconoce estar monitoreando de cerca la situación y estudiando los cambios en los patrones de ventas, utilizando para ello fuentes de datos anónimas sobre sus clientes. No obstante, la gigante americana también se beneficia directamente de esta tendencia, ya que dispone de sus propias farmacias en las que pueden comprarse los populares medicamentos para la obesidad.

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Crecen las ventas de medicamentos para la obesidad y la diabetes.

Quienes podrían estar en peor situación son las compañías fabricantes de snacks procesados y refrescos. Kellanova, propietaria de marcas como Pringles, anunció recientemente que está estudiando su impacto potencial en las conductas dietéticas para poder actuar si fuera necesario: "Como todo lo que potencialmente impacta nuestro negocio, lo analizaremos, lo estudiaremos y, si es necesario, lo mitigaremos", dijo su director ejecutivo, Steve Cahillane.

Por su parte, desde PepsiCo, propietaria de marcas como Pepsi, Lays, Doritos o Cheetos, se muestran más comedidos. El director financiero de la compañía, Hugh Johnston, ha asegurado que los fármacos contra la obesidad son aún "muy incipientes". Su impacto, "ahora mismo, no lo detectamos en ninguna de nuestra cifras", aunque aseguró que "PepsiCo observa la tendencia y está preparada para reaccionar en caso de que la demanda de los consumidores cambie hacia porciones más pequeñas o con menos calorías".

Aun con todo, los mensajes de prudencia lanzados por las compañías no parecen haber convencido a los inversores y analistas. Así, algunas de las principales empresas del sector de snacks y bebidas o cadenas de restauración han sufrido importantes caídas en las últimas semana, situándose en mínimos del último año. Mientras, desde Barclays avisan explícitamente del peligro de valores como PepsiCo, McDonald’s, Mondelēz –propietaria de Oreo, Chips Ahoy o Milka– e incluso la tabacalera Altria.

Estas minusvalías se producen en un contexto de debilidad de este tipo de valores en la bolsa. Por muchos años, dichas acciones eran vistas como un refugio con interesantes dividendos y tasas de rentabilidad estables y predecibles. Pero el cada vez mayor rendimiento de la renta fija ante la subida de los tipos de interés está eclipsando el atractivo de las compañías de consumo estable. Ahora, el temor a un cambio estructural en los patrones de consumo agrega una nueva fuente de preocupación para el sector.

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