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Cómo evitar que te okupen la casa

Hay una serie de recomendaciones básicas que todo propietario debe seguir para minimizar el riesgo de ocupación.

Hay una serie de recomendaciones básicas que todo propietario debe seguir para minimizar el riesgo de ocupación.
Dos edificios okupados en la Bonanova: el Kubo y la Ruïna. | EuropaPress

Una vez que te okupan la casa, propietarios y vecinos sufren un auténtico calvario, ya que la usurpación de la vivienda causa una amplia lista de graves daños económicos y sociales. Sin embargo, es posible prevenir este delito siguiendo una serie de recomendaciones básicas para, al menos, minimizar el riesgo de ocupación.

La Guía Práctica frente a la Ocupación Ilegal de Viviendas que ha elaborado la Fundación para el Avance de la Libertad incluye algunos consejos a seguir para dificultar la acción de los delincuentes.

El primero y más importante es "preocuparse por el inmueble". En España, existen muchas viviendas en desuso que están en situación de semiabandono, convirtiéndose en un objetivo fácil para los okupas. Así pues, conviene que los propietarios se preocupen por su casa, mantengan relación con los vecinos y, si es posible, la visiten de vez en cuando. Por otro lado, aunque son menos frecuentes, también se producen okupaciones de segundas residencias. En este caso, se recomienda no hacer demasiado públicos los planes de ausencia.

Otro punto importante es atender a la comunidad y los vecinos. "En el caso de los bloques de pisos, el papel de la comunidad de propietarios y de los vecinos más próximos a la vivienda puede ser crucial. Si el propietario vive lejos o en otra ciudad, o por sus circunstancias personales no puede ocuparse del bien, es muy aconsejable mantener una buena relación con la junta de la comunidad de propietarios, así como con los vecinos, sobre todo los inmediatos, que son los que más fácilmente pueden dar la voz de alerta ante la presencia de merodeadores de las mafias de ocupación, o ante algún intento fallido de ocupar la vivienda", según explica esta particular guía.

Además, si se tiene suficiente confianza con algún vecino o con la comunidad, "se puede dejar una llave y no hay que tener vergüenza en plantear a quien vaya a tener llave un acuerdo escrito de qué se podrá hacer con ella (cuándo y quiénes pueden entrar a la vivienda, notificación inmediata al propietario, etcétera). También se puede hacer a la comunidad de propietarios un poder para que, en caso de alto riesgo por presencia de merodeadores, cambien la cerradura o adopten otras medidas (expuestas y cuantificadas económicamente en el poder)", añade.

Sin embargo, la clave es mantener una "buena relación personal con las personas más influyentes en la finca, y otro personaje clave en estos casos, si lo hay, es el conserje. Un servicio sencillo que estas personas pueden prestar al propietario ausente es recoger de vez en cuando el correo para evitar que los merodeadores detecten la ausencia".

Asimismo, también es recomendable acudir a las reuniones de la comunidad, aunque no se resida en la finca, al menos de vez en cuando, y concienciar a los demás propietarios para que adopten medidas de seguridad general y, sobre todo, para que denuncien a la Policía la presencia de merodeadores o los intentos fallidos de entrar a la vivienda del propietario ausente.

Cómo evitar la inquiokupación

Otro problema creciente es el de los inquiokupas, gente que alquila con el fin de dejar de pagar para quedarse gratis en el piso hasta el momento del desahucio. Lo importante aquí es "extremar el cuidado a la hora de seleccionar inquilinos", según el citado documento.

En muchos casos, no se trata tanto de determinar la solvencia (que puede simularse con el respaldo de las mafias o puede ser puntual) como la "catadura moral de los candidatos". A este respecto, cabe recordar que es muy raro que un inquilino normal, tras años pagando religiosamente su alquiler, deje de hacerlo y se convierta en okupa.

Los inquiokupas, por el contrario, son personas que desde el principio buscan engañar al propietario simulando solvencia mediante el abono de garantías y la muestra de nóminas, pero dejan de pagar la renta a los pocos meses para, finalmente, terminar okupando la vivienda arrendada.

Aquí, aparte de seleccionar bien al inquilino, se recomienda poner los suministros a su nombre para evitar que el propietario incurra en responsabilidades con las empresas, e incluso que pague la comunidad para derivarle cualquier reclamación. También, en la medida en que sea jurídicamente posible, "conviene pactar que el inquilino no pueda cambiar la cerradura ni poner otros obstáculos, y casos y formas de acceso excepcional para el propietario".

Por otro lado, los problemas relacionados con la morosidad del alquiler ha disparado la contratación de agencias de gestión inmobiliaria, que no sólo seleccionan inquilinos, sino que se hacen cargo del cobro y la gestión del arrendamiento e incluso garantizan la renta en caso de impago. Aquí conviene leer bien la letra pequeña, puesto que el pago al propietario con un inquilino moroso es normalmente por tiempo muy limitado.

"El no conocer directamente al inquilino antes de confiar en él puede ser a veces una mala decisión". Aunque se contrate una agencia, conviene "ocuparse personalmente de la vivienda, estar encima, aunque se deleguen las gestiones principales" en una empresa intermediaria.

Reforzar la seguridad

Por último, es clave reforzar la seguridad del inmueble mediante blindajes, alarmas y otras medidas preventivas. En este ámbito, la guía incluye algunas medidas básicas a tener en cuenta:

- Blindajes. Tanto las puertas blindadas convencionales como las llamadas puertas "antiokupas" sirven al propósito de dificultar la okupación. Estas últimas están pensadas para evitar las formas más comunes de apertura forzada, que en algunos casos son similares a los trucos que legítimamente emplean los cerrajeros, como el llamado bumping, que aplica un golpe seco mientras se manipula una llave-palanca especial.

Las puertas "antiokupas" también llevan refuerzos destinados a evitar que el okupa taladre en el entorno del bombín o pueda fracturarlo. En general, una puerta "antiokupas" saldrá más barata que una auténtica puerta blindada y normalmente cumplirá bien la función. Además, como en el caso de las alarmas, conviene ostentar esta medida manteniendo los símbolos o marcas que corresponda, ya que los delincuentes tienen poco tiempo para perpetrar la okupación y preferirán siempre otra vivienda que carezca de estas medidas. La vivienda vacía, pero protegida, tiene menos probabilidades de ser elegida por los delincuentes.

En las viviendas de fácil acceso (planta baja, semisótanos, primera planta u otros casos de fácil acceso), habrá que contemplar el blindaje de ventanas, balcones y otros posibles puntos de acceso a la vivienda.

- Alarmas. Uno de los aspectos fundamentales de la alarma es su carácter disuasorio. Como existen diversos aparatos y modalidades de servicio, al escoger la alarma y el protocolo de acción de la empresa de seguridad, conviene explicar que la vivienda está normalmente vacía y que el servicio requerido es principalmente el de evitar una posible okupación. Además, estas empresas suelen conocer el grado de riesgo de cada zona. La conexión con la Policía es otro de los factores que mayor tranquilidad proporcionan.

- Videovigilancia y sensores. Si es posible instalar con seguridad cámaras de videovigilancia en zonas comunes, es conveniente que la comunidad de propietarios realice esta inversión. Como con las alarmas, muchas veces la sola presencia de los aparatos y de los correspondientes carteles de zona videovigilada ya cumplen una función disuasoria bastante eficaz.

Y la videovigilancia exterior de la fachada baja puede ser útil para disuadir a los merodeadores y a quienes piensen escalar de madrugada para introducirse en viviendas de las primeras plantas o acceder a las zonas comunes de éstas sin pasar por el portal videovigilado o dotado de puerta de seguridad. Por último, los sensores de presencia y movimiento pueden ser adecuados y más económicos, dependiendo del caso.

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