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Más indicadores de crisis: la cifra de negocios empresariales, en caída libre

La cifra de negocios empresariales en España sigue desplomándose. Se situó en noviembre en el -2,7%, octavo mes consecutivo con tasa en negativo.

La cifra de negocios empresariales en España sigue desplomándose. Se situó en noviembre en el -2,7%, octavo mes consecutivo con tasa en negativo.
Negocios cerrados en una céntrica calle de Madrid | C.Jordá

Es un hecho que la actividad económica en España se frena. En los nueve primeros meses de 2023 la inversión extranjera en España se había desplomado un 23,3% respecto al mismo periodo del año anterior, con un volumen de 18.303 millones de euros, según el registro de inversiones extranjeras Datalnvex de la Secretaría de Estado de Comercio.

No sólo eso, sino que, además, las empresas que ya operan en España, lejos de vivir una etapa dorada como pretende vender el Ejecutivo de Sánchez, encadenan ocho meses consecutivos con tasas de cifras de negocio interanuales en negativo. Es decir, que los beneficios caen, y también lo hace la facturación. La tasa anual del ICNE se situó, en noviembre de 2023, en el -2,7%.

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El INE elabora este informe a partir de otros índices, como el de la cifra de negocios de la Industria, indicadores de actividad del sector servicios, o índices de comercio al por menor. Además, se aprovecha la información existente en registros administrativos, como las ventas declaradas por las grandes empresas en sus autoliquidaciones de IVA.

EL ICNE (índice de cifras de negocios empresariales) constituye un indicador coyuntural que mide la evolución a corto plazo de la cifra de negocios, de forma conjunta, para los sectores económicos no financieros, como la industria extractiva y manufacturera, la energía eléctrica y el agua y el comercio y servicios no financieros.

Así, lo que se observa en el informe del INE es que la actividad se frena sin remedio desde hace meses.

La industria en España ha estado castigada desde hace años por un fuerte repunte de los costes de producción. No olvidemos que la inflación en la industria ha sufrido tasas superiores al 45 por ciento desde antes de que se empezar a trasladar la inflación a la economía real.

Si a esta situación sumamos la persecución fiscal a la que está sometiendo el Ejecutivo a empresas, con especial mención a la industria energética y a la financiera, unido a la inseguridad jurídica que acompaña a nuestro país, conocido en el mundo por el incumplimiento de laudos por las subvenciones a las energías renovables, y al endurecimiento y barreras a la contratación con las constantes subidas del SMI, España se ha convertido en una de las plazas europeas menos atractivas para localizar inversiones.

Tanto es así que empresas como Ferrovial han puesto pies en polvorosa y compañías como Repsol hablan abiertamente de llevarse inversiones fuera. Con esta situación no es de extrañar que el volumen de negocio de las compañías en España refleje una crisis inminente.

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