La participación de una docena de trabajadores de la UNRWA -la agencia de la ONU para los refugiados palestinos- en el brutal atentado de Hamás perpetrado el pasado 7 de octubre contra Israel, que se saldó con 1.200 muertos y 240 secuestrados, ha provocado que un creciente reguero de países suspendan la concesión de nuevos fondos.
España, sin embargo, es una excepción, puesto que mantendrá las ayudas a esta organización, después de haberle concedido más de 30 millones de euros bajo el Gobierno de Pedro Sánchez, entre 2019 y 2023.
La UNRWA, acrónimo de United Nations Relief and Works Agency (Agencia de las Naciones Unidas para la Ayuda y el Trabajo) fue creada por la ONU en 1949 para atender exclusivamente a los 700.000 refugiados que, por entonces, causó la guerra árabe-israelí, repartidos entre Gaza, Cisjordania, Líbano, Siria y Jordania.
Los refugiados palestinos son los únicos que cuentan con una agencia de la ONU propia, puesto que el resto de migrantes y refugiados del mundo son atendidos por ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados). A nivel financiero también hay una serie de datos que llaman la atención entre ambos organismos.
Mientras la UNRWA maneja un presupuesto anual próximo a los 1.600 millones de dólares para atender a un total de 6 millones de palestinos en 5 territorios, el presupuesto de ACNUR fue de 10.714 millones en 2022 para asistir a 112,6 millones de personas en 135 países. La UNRWA, por tanto, cuenta con casi 270 euros de financiación por refugiado, frente a los 95 de ACNUR, casi tres veces más.
Asimismo, la UNRWA cuenta con 30.000 empleados, muchos de ellos palestinos, frente a los 20.305 trabajadores de ACNUR, un 50% más en términos absolutos. Aunque en términos relativos la diferencia es mucho mayor, ya que el primero dispone de un trabajador por cada 200 refugiados frente a uno por cada 5.545 del segundo. Es decir, la plantilla de la UNRWA multiplica casi por 30 veces la de ACNUR respecto a la población atendida.