El plan del presidente Javier Milei para tumbar la lacra de la inflación que lleva décadas golpeando a Argentina pasa por abandonar el peso y dolarizar la economía, siguiendo el modelo que ya han ensayado otros países de Hispanoamérica como Panamá o Ecuador, donde los aumentos de precios han sido históricamente mucho más bajos.
Sin embargo, el camino a la dolarización no será inmediato, de modo que el político libertario se ha visto obligado a replantear la política monetaria del Banco Central y apostar por una notable contracción de la base monetaria, que apenas ha aumentado un 0,08% desde el 11 de diciembre hasta el 18 de enero.
Como vemos en el siguiente gráfico compartido por el analista Julián Yosovitch, la base monetaria está fuertemente influida por distintos factores, de modo que es importante analizar el efecto agregado de todos los movimientos que está dando el Banco Central, cuyo objetivo último parece ser la aplicación de una estrategia de estabilidad que permita suavizar los precios y facilitar la dolarización.
Para complementar esta estrategia, el control del gasto público será otro factor relevante. Si en 2003 los Administraciones Públicas argentinas consumían recursos por un monto equivalente al 22%, esta cifra subió al 37,2% en 2022, de modo que Milei tiene el reto de contener dicha evolución. De momento, Milei ha comunicado un primer ajuste valorado en algo menos del 5% del PIB o, lo que es lo mismo, un recorte presupuestario cercano a los 20.000 millones.
Mientras el gobierno da sus primeros pasos, la evolución de los precios muestra algunas señales positivas. Es el caso del sector inmobiliario, donde la combinación de una base monetaria "congelada" con una política de desregulación que ha tumbado los controles de precios ha permitido un fuerte aumento de la oferta de vivienda que lleva aparejado un abaratamiento de entre el 15% y el 35% en los alquileres que pagan los vecinos de la capital Buenos Aires.
También hay señales positivas en los precios de los alimentos y de los productos de perfumería, perfumería y limpieza que se venden en los supermercados. Así, frente al pico del 15,6% semanal que se alcanzó al comienzo de la legislatura, este indicador ha caído hasta el 3,7% en la última semana de enero. Un prometedor resultado que deberá confirmarse en los próximos meses.